Pablo Aravenahabía trabajado en la sección Deportes del diario El Mercurio casi por veinte añoscuando su esposa, Beatriz Sánchez, decidió ser candidata a la elección presidencial de 2017. De ahí el periodista siguió en su cargo hasta fines de abril, cuando fue despedido.
“Me dijeron que fue porque el diario está con menos recursos. Necesitaban bajar el costo de la sección y apuntaron a sueldos más altos, que son sueldos antiguos, y esa es la explicación oficial”, aclaró el último ganador del Premio Nacional de Periodismo Deportivo, en conversación con Después te Explico de RedGol.
Pero su reflexión es más extensa. “No me sentía tan castigado profesionalmente por la salida. Mi esposa es Beatriz Sánchez, fue candidata en la última elección presidencial, sacó el 20 por ciento de los votos; creo que el giro político que toma la Bea pasando de los medios a un sector político de alguna manera repercutió en mi labor en el diario”, asegura.
“Nunca hice una nota del Frente Amplio, en Deportes casi no hay notas de esas y cuando hay son encuestas a algún diputado. Pero yo jamás llamé a un diputado o un senador del Frente Amplio, ni escribí, ni revisé algo del Frente Amplio. Entendía que cualquier cosa podía ser cuestionada. Sí entiendo que eso de alguna manera provocó que fuera un elemento poco cómodo para El Mercurio. No era un profesional que para ellos fuera cómodo tener”, asume.
Un tema delicado para Aravena fueron las reuniones con los otros editores y el director del diario: “Iba hasta febrero de 2019, cuando no estaba el editor. Pero ya después de febrero dijeron que no era tan importante que Deporte estuviera en esta reunión y lo entiendo, porque no es la principal sección del diario y si no íbamos tampoco era tan importante”.
“Después del Premio me dijeron que mi presencia en las reuniones podía resultar no cómoda para otros editores, específicamente porque era esposo de Beatriz Sánchez. Les dije que otro fuera el subeditor, que negociáramos una salida y me dijeron que no porque estaba bien evaluado profesionalmente. Pero primero me dijeron que no asistiera a esa reuniones y ahora me dijeron que se produjo la crisis y tenía que salir. ¿Está conectado todo eso? Espero que no”, se sincera.
Aravena no quiso verlo. “Uno siempre asume que no me iba a pasar, que iba a estar un tiempo más. El diario tiene todo el derecho a rebajar costos y podría pensarse al revés, que por ser el esposo de Beatriz Sánchez nadie me puede tocar. Y voy a mantener mi trabajo hasta el día que quiera incluso si no voy al diario, porque soy el esposo de Beatriz Sánchez. No se trata de pedir blindaje absoluto, pero entendí cuando me dijeron que mi presencia no era grata en esas reuniones, que no me quedaba tanto tiempo en El Mercurio”, reconoce.
Los votos salvaron una casa
Pablo Aravena revela que la casa de la familia quedó en garantía como alternativa para recaudar fondos para la campaña presidencial. “Los votos nos permitieron mantener la casa (…). Teníamos que juntar $500 millones, porque en aportes juntamos 200 millones. Esos 500 no teníamos cómo conseguirlos y la opción que nos dio el banco fue que pusiéramos en garantía una casa. Por lo tanto si la Bea conseguía menos de 500 mil votos, el banco hacía efectiva la garantía y teníamos que pagar la diferencia, o si no perdíamos la casa”, asegura.
“Entonces cada voto, además de un respaldo para el Frente Amplio y la candidatura de Beatriz Sánchez, era un ladrillito de mi casa que no se iba, porque teníamos que pagar el préstamo al BancoEstado. Hay otras personas, como Piñera, que se gastan 6 mil millones de pesos. Si con la plata que tiene empapela Chile con avisos, y llama al Puma Rodríguez y le compra la canción. Esas son las diferencias y eso es fundamental”, subraya el cronista.
La dureza de la política fue mayor que la esperada. “Las campañas políticas son así. Te dicen oye esto va a ser muy duro y uno dice ‘sí, tranquilo, vamos a aguantar, aquí estamos’. Y al tercer día ya estaba vuelto loco caminando por las paredes”, advierte.
“¡Es un agote! Yo soy consumidor de redes sociales, de páginas web y de todo. Entonces era un círculo vicioso enfermizo. Me despertaba en la mañana y justo había salido la encuesta de la Universidad de Chuchunco en Tanzania que hablaba de las elecciones en Chile, e igual me metía a ver qué decía. Mi hijo mayor me decía ‘no te metas, no te hagas mala sangre’. En Twitter dicen unas barbaridades y nadie se hace responsable. Es muy duro”, sentencia.
Giorgio Jackson y Diego Schalper
Aravena tuvo que hablar con su familia. “A los cabros les decíamos que tengan ojo, porque les iban a cobrar la cuenta a ellos. Imagínate que ahora hay una polémica porque Giorgio Jackson dona la mitad de su sueldo, entonces dice ‘entrego esta mitad al partido’. ‘Pero tú dijiste donar y eso no corresponde’, y hay toda una polémica por eso”, lamenta.
“¡Es plata de él! Que pudo guardarla para ir todos los años a Europa, o para un doctorado posterior. Hay gente de los que critican que son financiados por empresarios. Juan Sutil, presidente de la CPC, le pasa la plata a Dieguito Schalper. Dieguito Schalper piensa igual que Juanito Sutil. Él necesita leyes, Dieguito lo ayuda y uno dice ‘a estos no les sale ni por curaos’. Ahora leo algunos diarios, cuatro días con el tema de Revolución Democrática y el Servel, y cero líneas del vínculo de Schalper con Sutil. ¿Es una casualidad? Sí. Dejémoslo asi”, completa.