El pasado sábado se vivieron semanas de horror en Iquique, donde un grupo de racistas xenófobos quemaron las pertenencias de familias migrantes que se encontraban acampando de una plaza de la capital de la región de Tarapacá.
Ante la grave situación vivida en la ciudad norteña, es que el gobierno de Venezuela inició un plan de repatriación de sus compatriotas, pese a que las personas llegaron a Chile arrancando del país caribeño.
Así lo informó el propio Ministro de Exteriores de Venezuela, Félix Plasencia, quien, además, condenó categóricamente los “inaceptables actos de discriminación”.
“Avanzamos en las coordinaciones con nuestra Embajada en Chile y nuestras autoridades competentes para repatriar a connacionales y víctimas de agresiones xenófobas, tal como lo instruyó el presidente, Nicolás Maduro”, señaló la autoridad venezolana.
Las primeras reacciones al acto xenófobo acto vinieron de parte del propio Nicolás Maduro, quien acusó de “impulsar el odio” a la “derecha pionochetista” –aludiendo al gobierno de Sebastián Piñera–.
“Venezuela es un país receptor de migrantes, no ha habido persecución ni maltrato contra los extranjeros que decidieron venir a nuestro país, los hemos tratado con amor, nunca los hemos perseguido”, sostuvo Maduro.