Tras el anuncio del proyecto de remodelación del eje Alameda–Providencia, el Gobierno plantea la posibilidad de cambiarle el nombre a Plaza Italia, para que sea la ciudadanía quienes decidan el futuro nombre del punto céntrico. El subsecretario de Desarrollo Regional, Nicolás Cataldo, señaló que la idea es que la gente defina aspectos como el nombre y qué se debe conmemorar en el sitio.

En conversación con radio ADN, Cataldo fue consultado sobre el proyecto, a lo cual señaló la importancia de ir atendiendo las necesidades de la población, más allá de acontecimientos puntuales.

“Toda ciudad es un espacio vivo que va cambiando y adaptándose a los tiempos. Pensar en el sector Plaza Italia hace 40 años atrás es muy distinta a como es hoy en día, con o sin estallido social. Es importante ir dejando las pasiones un poco de lado y pensar en la ciudad, en la necesidad de abordar problemáticas que afectan diariamente a más de dos millones de personas que transitan por el lugar”, sostuvo.

La autoridad también comentó la idea de borrar cualquier rastro de conmemorativo estallido social o, contrariamente, que sea un espacio dedicado al hito, ante lo cual aseguró que la ciudadanía debe definir esos aspectos.

“La Plaza Italia, Dignidad o como sea que se llame, porque parte de lo que estamos planteando es que exista un espacio participativo que defina aspectos como ese: ¿cómo se va a llamar el lugar?, ¿cuál va a ser el hito conmemorativo que vamos a tener?; creemos que eso tiene que estar en discusión”, sostuvo.

En cuanto al proceso, señaló que debe hacerse participativamente con la ciudadanía. “Tenemos herramientas, el Estado tiene organizaciones que se dedican específicamente a desarrollar aquello; tiene que ser amplio y transversal. Ese plan de discusión participativa tiene tiempo para desarrollarse”.

Cataldo también ahondó en el diseño del proyecto, donde se elimina la rotonda Baquedano para dar paso a una explanada. “Todos sabemos lo que significa Plaza Italia, incluso antes del estallido social, como centro de reunión de celebración de distintos hitos, movilizaciones por derechos, en fin, eso ya era una resignificación del espacio público, que es muy robusta. Lo peor que puede hacer el país es negarse a dar estas discusiones”.