El ex defensa de la selección chilena, Ronald Fuentes, recordó el debut de la Roja frente a Italia en la Copa del Mundo de Francia 98 con polémico empate 2-2. En ese duelo conformó la zaga criolla junto a Francisco Rojas, Javier Margas, Pedro Reyes y Moisés Villarroel.

“Yo sentía que Italia no era superior en lo futbolístico, que estábamos equiparados. En grandes pasajes del primer tiempo fuimos protagonistas, con errores sí, pero con muchas ganas”, dijo Fuentes a Radio ADN consultado por el primer gol de Christian Vieri a los 11’.

Agregó que “sabíamos que podíamos hacerles daño y por eso no nos tiramos atrás. No dejábamos que Roberto Baggio fuera importante y nosotros teníamos a dos monstruos arriba como Salas y Zamorano”.

Respecto al golazo de Marcelo Salas, que significó el 2-1 parcial para Chile a los 48’, el actual DT sólo tuvo elogios para el Matador y Clarence Acuña.

“El centro lo buscó, que Marcelo después ganara en el juego aéreo a (Fabio) Cannavaro fue maravilloso. El centro Clarence lo buscó porque Salas era el único chileno en el área. Se podría pensar que podía buscar a Iván, pero Zamorano estaba más atrás”, sostuvo.

Añadió: “Marcelo tuvo la experiencia y ese ser iluminado que saltó antes, entonces lo deja abajo. Es la calidad de él la que le permite marcar, aunque también fue bueno el centro de Clarence”.

Fotón: Salas y Zamorano contra Italia en Francia 98.

Fotón: Salas y Zamorano contra Italia en Francia 98.

Por último, reconoció que el pararse de igual a igual a la Azzurra, incluso ser superior por muchos momentos, mermó el posterior rendimiento del equipo debido al alto desgaste físico contra el cuadro europeo en el debut.

“Absolutamente, eso nos pasó la cuenta incluso para el partido con Brasil por octavos de final. La parte física fue determinante porque ese 4-1 fue muy engañoso y pudo terminar con siete u ocho goles para Brasil”, reconoció.

Sentencia que “a los 20’ del segundo tiempo Brasil dejó de atacar y empezó a jugar para el lado, porque sabían que ya nos sobrepasaban por todos los frentes y nosotros corríamos detrás del balón muy desordenados. El jugar a una intensidad muy superior nos pasó la cuenta desde el principio”.