Este lunes a las 11:00 de la mañana tendrá su presentación oficial el nuevo entrenador de la selección chilena. El argentino Eduardo Berizzo, de 52 años, tomará el timón de una Roja convulsionada tras quedar eliminado de su segundo Mundial consecutivo, en el ocaso de un ciclo glorioso coronado por la inédita obtención de dos Copas América.
El desafío es mayor y por eso el Toto pidió refuerzos de jerarquía. Se trata de un cuerpo técnico de elite, que ha conformado a lo largo de su carrera en Argentina (Estudiantes), Chile (O’Higgins), España (Celta, Sevilla y Athletic) y Paraguay; y que sumó una incorporación de alto vuelo para la próxima escala en Chile.
Se trata de Sebastián Pascual Rambert, que tuvo un paso como entrenador en Unión San Felipe, pero cuyos grandes pergaminos fueron como integrante del rutilante River Plate multicampeón de fines del siglo pasado, donde por cierto compatió vestuario con Berizzo, pero también con el histórico goleador de la selección chilena, Marcelo Salas.
El ex delantero argentino trabajó hasta ayer como ayudante de Daniel Garnero en Libertad de Paraguay -sí, el equipo de Marcelo Díaz- y optó por responderle a Berizzo. Se despidió del plantel tras la victoria por 4-1 sobre The Strongest, que catapultó al cuadro gumarelo a octavos de final de la Copa Libertadores después de ganar su grupo.
Otro detalle de Pascualito -que también trabajó con otro riverplatense, el célebre Ramón Ángel Díaz- es que reemplazará en la condición de ayudante aMariano Uglessich, ex defensor de O’Higgins con pasado en el fútbol paraguayo, que asistió a Berizzo precisamente en su paso por selección guaraní.
Así como Rambert es la novedad, la constante la representa Ernesto Marcucci. Nacido en Cruz Alta como Berizzo, compartió pensióncon al Toto cuando saltaron a Newell’s Old Boys de Rosario y luego probó suerte en River Plate. Pero no pudo llegar a ser profesional y decidió estudiar Derecho, hasta que recibió el llamado de… Marcelo Bielsa.
En 2007, Marcucci se convirtió en uno de los espías que escudriñaban hasta el más mínimo detalles de cada equipo que enfrentaba a la selección chilena, una labor especialmente clave en la disciplina del Loco. Ahí se reencontró con Berizzo, quien era primer ayudante, y el mismo Toto se lo llevó a O’Higgins en 2013. De ahí no se separaron.
Es tal la gravitancia de Marcucci, que le correspondió reemplazar a Berizzo en la banca del Sevilla, durante la convalescencia del DT producto de la operación por un cáncer de próstata en 2017. También estuvo a cargo de la selección preolímpica de Paraguay en 2020.
Y de repente llegó Tito
El cuarto fantástico al alero de Berizzo tiene una historia de lujo. Se trata de Roberto Oscar Bonano, arquero de origen rosarino que también jugo con Marcelo Salas en River y fue campeón de la Copa Libertadores en 1996. Años después llegó al Barcelona de España y fue al Mundial de Japón y Corea del Sur con Marcelo Bielsa.
Tito tiene una personalidad especial. Filósofo y rockero, en Twitter se define por sus múltiples adiciones: Fútbol, libros, música, motos, deportes y arte. En Instagram se la juega más,”like an argentinian rolling stone” titula su perfil público, lleno de viajes, vivencias y pensamientos más allá del rectángulo de pasto.
El equipo de trabajo de Berizzo se completa con los dos preparadores físicos,Fernando Morelli yCarlos Kisluk. El primero es del riñón de Newells y trabajó con Javier Osella (hermano de Diego, ex técnico de San Luis y Everton) y con Ricardo Lunari, gran figura de Universidad Católica y ex compañero de Berizzo en la Lepra.
Carlos Kisluk tiene doble función, ya que colabora en el entrenamiento de porteros y como preparador físico auxiliar. Trabajó con el técnico de Perú, Ricardo Gareca, en Vélez Sarsfield; y después lo hizo siempre junto a Berizzo, desde el triunfal paso de Toto por O’Higgins de Rancagua.