El 6 de octubre de 1993 el mundo se paralizó, porque Michael Jordan, el mejor basquetbolista de todos los tiempos, anunciaba su retiro de los Chicago Bulls, dejando un gran vacío en la NBA, hecho que graficó The Last Dance.

Pero Su Majestad siguió siendo deportista, porque se cambió de rubro y se fue a jugar béisbol, un sueño de niño de Air, y también de su padre, quien antes de su muerte lo alentó a que probara suerte en el diamante. Luego del asesinato de James Jordan, tomó la decisión, agobiado por todo.

El 7 de febrero de 1994 Jordan anunciaba que iba a entrenar con Chicago White Sox, cuadro que también era del mismo propietario de los Bulls, Jerry Reinsdorf, sin embargo terminó jugando por Birmingham Barons, filial del cuadro de las ciudad de los vientos.

Jordan

Jordan jugando béisbol – Getty

Como siempre, Michael Jordan se tomó todo en serio, y como aparece en The Last Dance, hizo todo lo posible para brillar con el bate, y fue así que incluso cambió su cuerpo para jugar este nuevo deporte.

“Con dos temporadas más, hasta quizás hubiese sido titular en los White Sox”, dijo Mike Barnett, entrenador de bateo de los Barons.

Pero luego a Jordan le tomaron la mano los lanzadores, porque se dieron cuenta que le costaban las bolas curvas, y bajó su rendimiento, tanto que la revista Sports Illustrated lo tildó de fracaso y lo mandaba de vuelta a la NBA, lo que enfureció a Michael, quien jamás les dio una nota por el hecho.

Luego los jugadores profesionales de béisbol iniciaron una huelga, y le pidieron a los jugadores de las filiales, como los Barons de Jordan, que los reemplazaran, ante los cual Air se negó, y a los días volvió de a poco a los Bulls, para seguir haciendo historia.