Uno de los árbitros más duros en la historia del fútbol argentino es Javier Castrilli, sin embargo el “juez de hierro” tiene tejado de vidrio, según el ex arquero Óscar Córdoba.
Esto porque el meta contó el día en que el réferi lo “ayudó a atajar un penal, una de las especialidades del colombiano.
El 8 de noviembre de 1997 en el estadio Gigante de Arroyito, Castrilli cobró una pena máxima para Rosario Central ante Boca Juniors, y el encargado de patear era el uruguayo Rubén Da Silva.
“Siempre patea a la derecha”, le dijo el árbitro al cafetero, quien hizo caso y terminó conteniendo el remate.
Pero ese dato tenía un precio, porque Castrilli quería algo a cambio, su traje de portero: “después me lo das en el vestuario”, le pidió el juez a Córdoba.
Una vieja historia, que demuestra que cualquiera puede romper en un momento su firmeza en busca de algo querido.