Hernán Calderón Salinas finalmente está de alta, tras contagiarse con Covid-19 y vivir complejos momentos. Obviamente, la primera en celebrarlo fue Kel Calderón, quien estuvo a su lado en cada paso que dio para salir adelante.

Y es que según contó a LUN, la situación que enfrentó fue realmente grave. “Estuve muy sedado, es que me hicieron una traqueotomía para el ventilador mecánico, con el que estuve cinco días”, dijo Calderón Salinas.

“Me daban vueltas en la cama. Me tuvieron boca abajo muchos días (para mejorar la oxigenación), después me ponían de espalda y no funcionaba, no respiraba mejor”.

Con un 98% posibilidades en contra ante el escenario de poder salir de la enfermedad, el tratamiento “resultó y fue inesperado. Después, cuando ya me había recuperado del Covid. Me dio una neumonía“.

“Me tuvieron sedado en coma inducido; la superé. Luego de eso me dio una infección a la sangre, un virus intrahospitalario”, confesó.

Hernán Calderón: ¿Qué dijo el abogado de Kel Calderón y Francisca Calderón?

Según Calderón Salina, hubo momento en los que “pensaba hasta aquí no más llegué. Pero también le daba vueltas a cómo me vino esto tan fuerte si tenía las tres dosis; la última me la había puesto hace dos meses”.

“También miraba a Kel, siempre ahí conmigo, cuidándome, preocupándose de todo”, valoró.

El asunto es que la también hija de Raquel Argandoña “desde el día cero ella estuvo ahí.
Bueno, como siempre lo ha hecho, al igual que la Francisca (hija de su primer matrimonio)”
, subrayó el abogado.

“Me alegraron los días en la clínica, celebramos Navidad y Año Nuevo en la habitación. Ellas fueron mi puntal para recuperarme y hoy, en esta etapa, lo siguen siendo”, remató.

Hernán Calderón valora apoyo de Kel tras contagio con Covid-19.

Por otro lado, Calderón Salinas contó que con el alta “uno se siente un sobreviviente, lo
he sido toda mi vida, entonces se toman muchas decisiones de cambio. Es una experien-
cia que hace que uno se replantee varias cosas de la vida”.

“La velocidad, los afectos, así como lo trabajólico. A las seis de la mañana ya estaba en pie para ir a trabajar y a las ocho en punto llegaba a la oficina. Corría para allá, para acá. Creo que, pau latinamente, me voy a ir retirando a disfrutar la vida. No queda más“, selló.