Ad portas del estreno de su autobiografía, Tomás González habló por primera vez de su homosexualidad. En entrevista con La Tercera, el atleta confirmó que prefirió revelar que es gay en su libro “Campeón: Lecciones, triunfos y caídas de un gimnasta olímpico”.
En medio de la conversación con el diario, el gimnasta confesó que “supongo que ya no es tema, pero sí, soy gay. Y si se trata de hacerlo público, prefiero hacerlo en este libro”.
Fue en 2010 cuando tomó la decisión de asumir su homosexualidad. González tenía 24 años y estaba desde los 18 en una relación. “Lloré muchísimo esos días. Yo estaba en mi proceso de asumirme como homosexual y sentía que moría una parte de mí también”, explicó.
“Asumirme no fue un proceso fácil. Al final uno crece en una sociedad heteronormal que igual te condiciona. Hoy me alegra que las cosas se estén normalizando. En ese sentido, uno igual ve a las nuevas generaciones mucho más resueltas, no tienen esta carga, quizás de las religiones que han influido mucho en la sociedad”, agregó.
Familiarmente, su mamá fue la primera en saber. Ella le dio la mano y lo acompañó a contarle a su papá y sus hermanos: todos lo apoyaron más temprano que tarde. “Mi círculo no cambió, pero uno siempre tiene que estar consciente de que hay gente con trancas. Y ahí uno se pregunta ¿por qué? El machismo y la homofobia son problemas que están en la sociedad y en la gimnasia también”, confesó.
Sin embargo, Tomás González no explicó antes que era homosexual para no involucrarse en temas más bien políticos. “Trato de aportar a la sociedad desde el deporte, nunca ha sido mi objetivo tomar otras banderas. Participar activamente en política no me interesa. Obviamente, siempre voy a estar apoyando a las personas, pero salir a la luz pública con esa meta nunca fue mi objetivo”, señaló el gimnasta.
En el mismo relato, el atleta olímpico contó sobre los malos tratos que sufrió de su ex entrenador Yoel Gutiérrez, en la previa de Londres 2012. El cubano le habría gritado “¿por qué fallaste? Maricón”, y González confesó que “me sentí pésimo. Mal, mal, mal. Estaba tan concentrado en llegar a los Juegos Olímpicos que acepté tratos abusivos de mi entrenador”.