Tras disputar las finales de la Copa Davis en Madrid, Nicolás Jarry recibió un mazazo que no podía creer en enero de 2020: había dado positivo en el control antidoping y la Federación Internacional de Tenis (IFT) lo suspendió de manera provisoria.

El chileno insistió en su inocencia, ya que bien pudo recibir un castigo de cuatro años que le ponía fin a su carrera de manera muy anticipada. Y lo logró. “Fuimos capaces de demostrar en la investigación realizada por la ITF, la procedencia de las sustancias prohibidas detectadas y que éstas, aparecieron producto de la contaminación cruzada que se generó en el laboratorio brasileño en el cual se producían las vitaminas”, comentó el propio Jarry en sus redes sociales. Finalmente, decidió aceptar el castigo de 11 meses por el “descuido” para no extender los procesos legales.

Ese plazo se cumplió el 15 de noviembre y hoy, 23 del mismo, Jarry regresó a una cancha tras recibir un wildcard para el Challenger de Lima, donde enfrentó a su compañero de dobles, el peruano Nicolás Álvarez (350°).

El nacional, que hasta perdió su ránking, cayó en dos horas y nueve minutos por 6-2, 2-6 y 6-2, dando cuenta que será un largo camino para retomar el nivel.

Eso sí, no se ha acabado el Challenger de Lima para Jarry, ya que con el mismo Álvarez disputarán su opción ante los primeros sembrados, la dupla del ecuatoriano Gonzalo Escobar y el australiano Artem Sitak.

En singles, el otro chileno en competencia, Alejandro Tabilo, debe enfrentar al tercer sembrado, el esloveno Andrej Martin. El ganador jugará con Álvarez.