Tras el castigo por dopaje en 2020, Nicolás Jarry está de regreso hace un tiempo en el circuito del tenis, donde asegura que ahora se enfoca de otra manera en el deporte, en la previa del ATP de Santiago donde participará por una invitación.

“El tenis sigue siendo importantísimo. Lo que pasa es que ya no separo las cosas, las veo unidas. Si uno está mal fuera de la cancha, también va a estar mal adentro, y viceversa. Es un todo. Mi vida es corta, tengo solo 26 años, pero he pasado muchas cosas y estoy contento con lo que he vivido y cómo lo he afrontado”, cuenta en una entrevista con el diario El Mercurio.

Por lo mismo, asegura que su fanatismo por el tenis ha ido cambiando, tanto así que sorprende con una revelación.

“Siempre he tenido el ‘bichito’ del tenis por mi abuelo (Jaime Fillol), pero nunca he sido de ver el pasado, partidos de los años 70, por ejemplo. Sí me gusta, lo pongo en la tele y a veces veo partidos antiguos, pero de un modo normal. No soy fanático, al final es mi trabajo e igual quedo cansado de tanto. Tampoco es que me desconecte 100%”, detalla el jugador nacional.

El tenista nacional revela su nueva forma de ver el tenis.

Si bien uno de los momentos más duros que ha debido enfrentar fue la sanción que lo mantuvo alejado del tenis, asegura que saca lecciones de lo que fue ese tiempo.

“La sanción me permitió reconectarme conmigo, con mi familia, estaba muy apartado de todos. Me ayudó a unir esos vínculos. No sé si me enseñó tanto, pero me dio la posibilidad de empezar de cero, mirar las cosas desde otra perspectiva y analizar. Me dio tiempo, porque no podía hacer nada más, y el tiempo es lo más preciado que tenemos como seres humanos”, cuenta Jarry.

Fue un momento complicado, donde muchos tirarían la toalla, pero para Jarry, pese a lo duro, asegura que le ha dado más fuerza.

“No, nunca. Claramente pasé penas, momentos difíciles, de duda. No entendía porqué me había pasado a mí, que soy una persona extremadamente ordenada y profesional, incluso los que me conocen me alegan eso y me piden que me relaje más. Entonces, que me haya pasado algo así me chocó harto. Pero son obstáculos que te pone la vida y hay que aceptarlo. Al final, de todo se puede sacar algo bueno”, finaliza.