El viernes pasado el levantador de pesas de Uganda, Julius Ssekitoleko, arrancó de su delegación generando preocupación en la organización de los Juegos Olímpicos.

El deportista africano no se presentó a los testeos de rutina por Covid-19 y, luego, no fue encontrado en su habitación, encendiendo las alarmas.

De todas formas, entre sus cercanos intuyen que está bien y que su motivación es encontrar una mejor vida en el país oriental.

Así se pude deducir, luego de un mensaje encontrado en la habitación del pesista, que decía: “Quiero trabajar en Japón”.

Ssekitoleko no participará en los Juegos Olímpicos (archivo)

El especialista en halterofilia vio en los Juegos Olímpicos unas oportunidad para salir de Uganda, uno de los países más pobres del mundo.

Las fuentes policiales locales informaron que Ssekitoleko compró un boleto de tren bala hacia Nagoya, a unos 200 kilómetros de Tokio.

No es la primera vez que ocurre algo así. En la Commonwealth 2018 casi 200 atletas africanos pidieron asilo al gobierno de Australia.