El clásico de Avellaneda dejó muchas historias y dos de ellas incluyeron a Adrián Maravilla Martínez. El goleador de Racing Club se perdió dos partidos después de que la Academia logró consagrarse como campeón de la Recopa Sudamericana ante el Botafogo de Brasil.
Pero pudo estar presente en el duelo que su equipo igualó 1-1 en la cancha de Independiente. “Dijeron que hablé con dios y él dijo que juegue. No. La fe no es así. Obvio que no bajó a hablarme. Tengo fe, creo en Jesucristo que siempre hizo milagros en la biblia”, dijo a ESPN el Maravilla Martínez luego del encuentro.
“Tenía una fisura en la rodilla que era como para 40 días según los doctores. Le creí a dios que podía hacer milagros y sanar mis huesos. Y automáticamente estoy sano de un día para otro. La fe es eso. Hoy quería hacer un gol, iba a ser importante ganar el clásico. No se dio”, apuntó el experimentado delantero que en algún momento fue objetivo de mercado en la Universidad de Chile.
De todas formas, el ex jugador de Instituto de Córdoba se mostró triste por no poder ganar. “El primer tiempo fue de nosotros, el segundo de ellos. Tuvimos chances para asegurarlo, pero se dio así el partido. A seguir mejorando”, manifestó el ariete de 32 años.
El acontecido Clásico de Avellaneda que jugó Maravilla Martínez: ¡patadón y corte a Pablo Galdames!
Precisamente en el complemento del clásico de Avellaneda, el Maravilla Martínez dejó herido a un futbolista chileno. Uno de los tres que tuvo Independiente en este duelo, disputado en el estadio Libertadores de América. Pablo Galdames, quien tuvo media hora de acción, recibió un fuerte golpe.
En una disputa aérea, el volante del Rojo recibió una patada en la cara que lo dejó completamente ensangrentado. Requirió unos puntos de sutura. Pero no hubo sanción de Nicolás Ramírez, el árbitro, para Adrián Martínez. Maravilla estaba amonestado.
Y pudo mantenerse en la cancha inexplicablemente. Sobre todo porque también tuvo un fuerte roce con el capitán del Rey de Copas: Iván Marcone, quien lo tomó literalmente del cuello tras recibir un puntapié de Martínez cuando estaba en el suelo. Eso le valió la tarjeta amarilla con la que terminó el derbi de Avellaneda.
“Imagino que fue casual, eso me dijo el árbitro. Ya está, fue un partido caliente, disputado. Yo sabía que me había pegado con el pie”, afirmó Galdames, quien mostró su rostro con un hematoma y varios puntos. Fue un clásico muy movido para Adrián Martínez, el bíblico del gol.