El jugador de la Roma Amadou Diawara, le concedió una entrevista al canal oficial de la capital italiana y confesó un pasaje durísimo de su vida.
“Recuerdo que cuando era niño mi padre no quería que jugara y dada vez que iba me tenía que duchar antes de volver a casa. La primera vez que le dije que quería jugar fútbol recibí un bofetón que todavía recuerdo bien”.
Relata el guineano que fue su hermana la gran impulsora de su carrera. “Sira me compró unas botas y los escondió para que no las viera mi padre, que se las hubiera dado a otro chaval con tal de que yo lo dejara”, agregando que “al final no tuve más remedio que ir a la escuela y ponerme a estudiar pero a veces me saltaba las clases para ir a jugar. Yo sólo sabía queme gustaba mucho y que uno de esos afortunados podía ser yo. Siempre creí en eso y que el secreto era trabajar. Desafié a mi padre y lo logré”.
Para cerrar, contó como llegó a jugar al Calcio. “Cuando tenía 15 años, un entrenador guineano de un equipo de la Serie A me llevó a hacer una prueba con los niños mayores, estaba muy interesado en mí y me llevó de viaje, a entrenar. Era amigo del agente Numeku Tounkara que me vio, contactó con otros técnicos italianos y me fui a Italia”, cerró.