Larotura de ligamento cruzado anterior es una de las lesiones más temidas entre deportistas. Requiere de intervención quirúrgica, al menos cuatro a seis meses de recuperación,además delreintegro deportivo. En los últimos años, las mujeres futbolistas más destacadas del mundo han sufrido esta lesión y nos llama a preguntarnos ¿por qué es más común en mujeres que en hombres?

Existen distintos factores que se pueden asociar a una mayor prevalencia de lesiones de ligamento cruzado anterior en mujeres que en hombres. Hay factores del tipo biomecánicos o anatómicos, hormonales, comportamentales o ambientales, que tienen que ver con el estilo de vida o las oportunidades que se les presente a las mujeres para poder tener una correcta preparación para la práctica del deporte.

Esta lesión se da en el fútbol y en el básquetbol con mayor frecuencia porque tiene que ver con la práctica del deporte, específicamente con el movimiento entre desaceleración (frento) y una rotación de la pierna con el pie plantado al piso.

Las diferencias anatómicas y biomecánicas es porque las mujeres tienen mayor ángulo ‘Q’. Este es un ángulo semide desde las prominencias óseas que están en la cadera y el centro de la rodilla y mientras más grande sea el ángulo, más probabilidades hay de que se rompa el ligamento cruzado anterior. Las mujeres siempre tienen un rango mayor que el de los hombres.

“Otro factor anatómico es que hay una fosa entre los dos cóndilos del fémur (hueso del muslo) y forma parte de la articulación de rodilla y en esta fosa se inserta el ligamento cruzado anterior. Mientras más chica y estrecha sea la fosa, hay más probabilidades de rotura del ligamento. Se han descrito en los estudios diferentes tipos de fosa, y en las mujeres se halló que esta fosa tenía la forma justa en la que el ligamento tenía más riesgo de ser lesionado”, aseguró la kinesióloga deportiva y pélvica de la clínica KYMI, Catalina Damm.

Alexia Putellas estuvo fuera 299 días tras la rotura del LCA de su rodilla izquierda | Foto: Liga Iberdrola

En relación al mismo ligamento, la diferencia entre hombres y mujeres es que por la misma tendencia a tener la fosa intercondilea del fémur más pequeña, el tamaño del ligamento cruzado anterior es también más pequeño. Además, una de las capas del ligamento es un poco más delgada, por lo que se habla de una debilidad.

Catalina Damm que también es académica de la Universidad Católica Silva Henríquez, agrega otro factor anátomico que hace que las mujeres sufran más este tipo de lesión: “tienen una mayor pendiente tibial posterior (ángulo que se mide respecto a la posición de la tibia contra el fémur). Lo que pasa con esta pendiente es que las mujeres la tienen más pronunciada, y esto va a hacer que se afecte la posición de la tibia durante la extensión de la rodilla, y como vamos a tener ese movimiento que está un poco viciado, lo que pasa es que habrá más estrés en el ligamento cruzado anterior“.

Todos estos hallazgos anátomicos hacen que la biomecánica, que es la forma en la cuál se mueve el cuerpo, esté afectada más en mujeres que en los hombres. Esta lesión se produce básicamente por hacer gestos deportivos y como ya existe una cierta biomecánica por ser mujeres, se está más expuesta a la rotura del ligamento.

La lesión de Beth Mead sucedió en noviembre del 2022 | Foto: Getty Images

Por si fuera poco, también hay factores como el génetico: “si alguna vez un pariente tuyo tuvo alguna rotura, se ha estudiado que tú tienes más disposición a tener una. También está el tema hormonal. Las hormonas masculinas (andrógenos) de cierta forma protegen el tejido para al tener esas roturas, en cambio las femeninas (estrógeno) tiene un efecto negativo en el tejido, por lo que hace que se exponga más a una rotura”, agregó la especialista.

Los cambios hormonales durante el ciclo menstrual también afectan esta lesión, sobre todo en las fases en las que se tiene menos laxitud en los tejidos (primeros días del periodo o más conocido como la fase folicular). Por lo que todos estos factores van predisponiendo a las mujeres a sufrir estas lesiones.

Por último, están los factores sociales, ambientales o comportamentales que tiene que ver con la preparación de los deportistas para la práctica deportiva. “La preparación física tiene que ser específica hacia el deporte que uno va a practicar, y en Chile y en algunos países en Latinoamérica, esta preparación está al debe. No hablamos solamente de deportistas de elite, sino que también de aquellas que están en clubes con menos recursos”, señaló Catalina Damm.

Después de entender y analizar cada uno de los factores que afectan a las mujeres, resulta más fácil comprender la frecuencia en que ocurren este tipo de lesiones y no resulta raro que, por ejemplo, en los últimos dos años, Alexia Putellas, Marie-Antoinette Katoto, Catarina Macario y Beth Mead, entre otras, hayan sufrido esta lesión.