A Jorge Vergara lo mandaban a hacer el “trabajo sucio” de Colo Colo en los ochentas y noventas. Eran tiempos en que los partidos se ganaban dentro y fuera de la cancha, y por eso ratifica la importancia de su papel en la Copa Libertadores que ganó el Cacique en 1991.

Los Albos visitaron La Bombonera en semifinales y perdieron por 1-0, resultado que remontaron en la revancha en el estadio Monumental, teñida por incidentes entre los jugadores argentinos y la polícía chilena. Pero todo comenzó en la ida.

Colo Colo pasó a la final luego de derrotar a Boca Juniors por un marcador global de 3-2 (La Tercera)

“Antes de enfrentar a Boca fui a Argentina a conversar con dirigentes de River Plate, de Independiente, de San Lorenzo. Aprendí mañas imperceptibles, recolecté información y sabía lo que nos iba a pasar”, recuerda el Guatón Vergara en conversación con RedGol.

Dicho y hecho. Camino al estadio, el bus sufrió un desperfecto y los jugadores de Colo Colo llegaron caminando con la utilería y los familiares, entre medio del público local. “Calladitos aguantamos. No reclamamos nada”, asegura Vergara.

Luego comenzó a escribirse el mito. Vergara se dio cuenta de que en el camarín colocolino no había condiciones: “Teníamos pura agua caliente, no había agua helada, fui a reclamarle al administrador. Me metí en un montón de oficinas para hacer un escándalo”.

La paliza y el dóping

El Guatón caminó por los pasillos y consiguió que les dieran el agua helada a los jugadores. Lo malo fue que se extravió de regreso e ingresó al camarín de Boca Juniors. “Me dieron una zumba entre 10. Me hubieran dejado en el hospital si no me defendía”, reconoce.

El problema era otro. Vergara había sorprendido al pedir que se hicieran controles antidóping solo minutos antes del partido en el que Boca no pudo contar con varios de sus jugadores titulares. “Da para un libro, algún día se va a saber”, dice.

“Claro que tuvo que ver, porque ellos pasaron la lista de remedios y toda la cuestión. Yo no he dicho que hubo doping, pero fue una avivada, porque el examen se pedía un día antes y yo lo solicité justo antes del partido”, asegura el ex dirigente.

Los perros policiales

“Ellos sabían que yo era el problemático, y tenían razón, porque yo hice una estrategia para devolverles la mano en Santiago.Cada uno jugaba sus cartas y Colo Colo no iba a dejar que lo pasaran a llevar”, recuerda Vergara.

“Todo el mundo sabe que me conseguí los perros policiales para ponerlos en la orilla de la cancha. Yo soy perrero, conozco gente que adiestra perros de Carabineros y con la autoridad dije que iba a poner perros policiales para evitar escándalos, incluido el Ron”, relata.

El can fue el que le mordió el trasero a Carlos Navarro Montoya, cuando se desató la trifulca al interior de la cancha y hubo reporteros y jugadores lesionados. El asunto terminó en la comisaría, con varios futbolistas retenidos.

Boca había sido eliminado, pero había amenazas de que no se iba a poder ocupar el estadio Monumental en la final ante Olimpia, debido a los incidentes posteriores a la masiva invasión del campo de juego tras el 3-1 de Rubén Martínez.

“Yo muy aleccionado por un dirigente de la Conmebol dije que no iba a dejar que se fueran mientras no firmaran un documento. AntonioAlegre, que era el presidente de Boca, me dijo que olvidáramos esto y lo dejáramos así”, completa Vergara.