La vida de Esteban Paredes tuvo un punto inicial importante en el mundo del fútbol gracias al Franja Juvenil, equipo amateur de la Villa Carrascal, lugar donde vivió gran parte de su niñez en la comuna de Cerro Navia, Santiago.
El ídolo de Colo Colo ingresó al mundo del fútbol con apenas ocho años, deslumbrando a sus amigos con las pichangas en la calle y ya mostrando sus dotes de goleador. Esteban necesitaba un equipo y el Franja Juvenil le ofrecería la oportunidad de comenzar a cambiar su vida.
LA PASTA BASE SE TOMABA LAS CALLES
Paredes llegó a los cinco años a vivir a la población Villa Carrascal en Cerro Navia desde Pudahuel- La localidad, por ese entonces y hasta los días que corren, vivía un difícil momento producto de la droga, especialmente la Pasta Base, que poco a poco se iba insertando por sus calles. Ya eran varios los jóvenes que se habían perdido en ese mundo, llegando a un punto en el que los vecinos quisieron ponerle punto final al asunto.
El bendito fútbol sería la herramienta, por medio del equipo del barrio, el “Franja Juvenil”. La idea era generar equipos infantiles para que, antes que sea demasiado tarde, salvar los pequeños que por esos días ya chuteaban una pelota en las canchas de tierra y las calles de la Carrascal Poniente.
EL FRANJA JUVENIL, UN EQUIPO DE BARRIO QUE NACIÓ GRANDE
El Franja Juvenil de Cerro Navia nació el 24 de febrero de 1980 tras las ideas de un grupo de amigos de formar un club tras los largos partidos de baby fútbol que jugaban día a día en la población Villa Carrascal.
El primer torneo de fútbol lo jugaron en Renca, lo que fue toda una revolución para los vecinos de la Villa Carrascal, quienes en masa se mudaban de comuna religiosamente para apoyar al club los domingos por la mañana. A pesar de comenzar a jugar en la segunda mitad del torneo, el equipo terminó tercero. Ya en su segunda experiencia fueron campeones y decidieron probar suerte en su comuna, en Cerro Navia.
EL REGRESO
Al volver a sus tierras, surgió la idea de empezar a formar los equipos infantiles, sobre todo considerando los problemas que estaban empezando en la población producto de la pasta base que poco a poco se iba adueñando de varios.
UN HOMBRE QUE SALVÓ A PAREDES
Johnny Aceituno por ese entonces era el portero del equipo adulto del Franja Juvenil. Con solo 17 años en eso estaba cuando le llega la noticia que debía hacerse cargo del equipo de la cuarta infantil. “Ya, cuales son los cabros que voy a dirigir”, dijo Johnny. “Tení que ir a buscarlo vo po huevón, si es tu pega. Anda a hablar con el Mario, parece que su cabro chico es bueno para la pelota”, le dijeron desde el club. “Pero si el Mario es terrible malo para la pelota, como su cabro chico va a ser bueno”, afirmó Johnny algo contrariado. Así las cosas partió a la casa de Mario Paredes a ver la posibilidad que su hijo dijera presente en la cuarta infantil del Franja Juvenil.
“No, los cabros que van al Franja van a puro pelusear, no quiero que el Esteban este metido en huevadas”, le dijo Mario a Johnny, derrumbando casi por completo la posibilidad que el pequeño Esteban de nueve años pueda jugar en el Franja. “Estamos haciendo algo serio Mario, queremos ayudar a los niños”, seguía el portero. El padre del tercer goleador histórico de Colo Colo seguía firme en su decisión. Quería que su hijo estudiara, que fuese alguien. La educación debía ser su herramienta para tener una mejor vida. Ni en sueños sería futbolista, él debía estudiar. Johnny afortunadamente pudo torcerle la postura a Mario, quien finalmente accedió a pasarle a Esteban para que juegue en el Franja Juvenil, pero siempre con una condición. “Tení que venir a buscarlo y tení que venir a dejarlo cada vez que entrenen y jueguen algún partido”, le advirtió Mario a Johnny.
En ese momento el portero se encontró en una encrucijada. No tenía problemas en ir a buscar a Esteban, pero ir a dejarlo era más complicado. Luego que los más chicos entrenaran y jugaran, venía el turno de los más grandes, donde él debía cumplir su labor bajo los tres palos.
UN TRATO CON EL QUE TODOS GANARON
Aceituno se puso de acuerdo con Esteban para que este no se metiera en problemas mientras el atajaba en el equipo adulto del Franja Juvenil, todo para que el padre de Esteban creyera que siempre estaba bajo su cuidado.
Así, con un pacto secreto, Johnny se transformó en una especie de representante del pequeño Esteban. Debía responder por él, por si alguna travesura salía de esas idas al Mapocho a tirar piedras mientras el atajaba en la adulta del Franja Juvenil. Pero, sobre todo, debía responder por lo que el futuro ídolo de Colo Colo hacía en la cancha.
UN HOMBRE CLAVE EN LA VIDA DE PAREDES
La relación entre Johnny y Esteban perduró con el correr de los años, llegando a generar una linda amistad. El 7 albo todavía agradece, tal vez en su subconsciente, las “negociaciones” que sostuvo Johnny con su padre, don Mario. Esteban tenía equipo y ahora quedaba construir su propia historia a través del fútbol.
El destino quiso dejar a Aceituno como un personaje clave en la vida para Esteban. Casi sin querer, casi sin saberlo, lo salvó de un destino oscuro al que probablemente Paredes hubiese caído sin el fútbol. A partir de ese nexo Esteban no paró más en su carrera con la pelota en los pies. El Franja Juvenil sería su primer equipo, el puntapié inicial a una vida en la que se transformó en un ídolo y en una leyenda para el club de la Villa Carrascal.