Muchos se quedaron con las malas historias de Harold Mayne-Nicholls en Colo Colo. Fueron dos temporadas traumáticas, con estallido social y pandemia, con un equipo grande peleando la permanencia hasta el último partido y la crítica implacable sobre la dirigencia. Pero el periodista quiere rescatar su legado.

“Es evidente que cambió la confianza que tenía la gente en mí, porque nos fue mal en Colo Colo. Lamentablemente nos fue mal en los dos planos. En el plano deportivo nos fue mal, a pesar de que ganamos la Copa Chile. Y en el gran proyecto que yo tenía, de reformular o reconstruir el estadio Monumental, primero lo frenó el tema del estallido y cuando lo íbamos a relanzar vino el covid-19 y se acabó”, relata.

Pero el ex vicepresidente ejecutivo de Blanco y Negro se queda con algunas satisfacciones. “Nos fue muy bien en el tema deportivo con los cabros chicos, es evidente. Se logró mucho en poco tiempo”, valora después de una temporada donde los jóvenes albos alcanzaron un gran protagonismo.

Para esos fines, Harold aplicó su método y comenzó a patrullar todo el estadio Monumental. “No sé qué se hacía antes, pero lo que se hizo fue darle mucha más preocupación. Se extrañaban de que yo fuera a ver los partidos de los jóvenes. Yo no soy de hablar en los entrenamientos, pero los miro”, explica.

Colo Colo revirtió la mala campaña de la temporada 2020 y llegó a pelear el título en 2021

Luego trae un ejemplo. “Cuando Juanito, el wing izquierdo, no le pegaba a la pelota con la derecha para nada, preguntaba. ¿Por qué no le pega con la derecha? Y como los técnicos ahí son inteligentes, el chico empezaba a trabajar con la derecha. No era mucho, la calidad está, los jugadores son buenísimos”, subraya.

Por lo mismo pensó en llevar las reuniones de directorio de Blanco y Negro a la Casa Alba. “Lo impuse, entre comillas. Y algunos directores reclamaron: ‘¿Esta es la Casa Alba?’,’¿por qué no vamos a otro lado?’. Pero el viejo dicho funciona: a ojo del amo, engorda el ganado. Si la reunión era a las 2 de la tarde, todos los jugadores y los chicos sabían que estaba el directorio. Es distinto cuando creen que no los pesca nadie y se sienten botados”, reconoce Harold.

“También iba a la Casa Alba, dos veces por semana. Casi nunca almorzaba ahí, pero llegaba. Patrullando como usted define, ‘sapo’ le decían en mi época. Ahí hubo un gran trabajo”; complementa el actual dueño de Trasandino de Los Andes.

Por eso, quiere dejar claro que no tiene “ningún resentimiento, ni molestia, ni nada con Colo Colo”. Y agrega que “todavía, hasta el día de hoy, muchos colocolinos en la calle me saludan. No tengo ningún problema. No hago funciones con la barra para que coreen mi nombre, todo lo contrario”, subraya.

“Pero si algo tengo, es que estoy súper agradecido de haber estado en Colo Colo. Fueron dos años de buen trabajo, y como me gusta trabajar a mí. Pucha, no se dieron los resultados deportivos, pero de trabajo no tengo nada que decir: súper agradecido de Aníbal(Mosa), no estoy peleado con ninguno de los directores, al contrario”.

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Y tiene un ejemplo ad hoc. “La otra vez, Trasandino hizo un amistoso con una Sub 20 de Colo Colo. Yo lo fui a ver y estaban el plantel y el directorio en un asado. Alguien me vio, me hicieron pasar, todos me saludaron y ningún problema, sólo agradecimientos”

Otra experiencia que se llevó fue la de dimensionar el tamaño de Colo Colo. “Terminé de confirmar una cosa que es súper importante: lejos la institución más grande de este país es Colo Colo. La institución a todo nivel, sólo superado por el Gobierno por razones obvias. Pero como institución, lejos”, sentencia.

“El otro día, cuando les di el aguinaldo a los basureros de la casa, me dijeron ‘no po, don Harold. Tráiganos camisetas de Colo Colo. No hay molestia conmigo, y eso que lo pasamos muy mal”, completa el dirigente deportivo.