Jaime Pizarro no vive un buen presente en su regreso como director técnico tras varias temporadas en otros menesteres: el capitán de Colo Colo campeón de la Copa Libertadores 1991 suma dos triunfos y cinco derrotas al mando de Barnechea. Hoy cayó frente a Magallanes y está en el penúltimo lugar de la Primera B, sin contar al expulsado Lautaro de Buin.
Pero, al margen de eso, el Káiser también es requerido por estos días por la historia, dado que el 5 de junio se cumplen 30 años del título que obtuvo el Cacique frente a Olimpia en el estadio Monumental repleto en lo que, hasta hoy, es la única Copa Libertadores que ostenta el fútbol chileno.
Consultado al respecto por TNT Sports, Pizarro comentó que esto el deja “tres reflexiones importantes: la primera dice relación con el paso del tiempo. Uno dice ‘caramba, qué rápido pasa’. Un segundo elemento es que ese hito ha sido una cumbre que ha dejado a muchos a mitad de camino, ha costado acercarse. Y el tercer elemento es la capacidad de ese grupo no sólo en ese momento en lo deportivo, sino seguir vinculados en lo humano, juntos después de 30 años y teniendo una gran relación”.
El Colo Colo de Mirko Jozic hizo del Monumental un recinto inexpugnable y llevó la “media inglesa” al máximo de su expresión: ganar siempre de local y rescatar puntos de visitante. Así fue dejando rivales en el camino para sumar la Libertadores de 1991 venciendo al entonces campeón vigente, Olimpia de Paraguay que, a su vez, había eliminado al titular de 1989, Atlético Nacional. También sacó a Boca Juniors de Gabriel Batistuta y Diego Latorre en una mítica batalla en semifinales.