La escena fue dura: los jugadores de la selección nacional chilena desfilaron por la zona mixta del BBVA Compass de Houston sin hablar con nadie. Uno por uno los seleccionados fueron en completo silencio, movidos por la crítica del entorno y de los medios, ninguno quiso hablar.
Arturo Vidal fue el único que espetó palabras y de ahi se interpreta el descontento. “¿Para qué voy a hablar si al final lo cambian todo?”, le dijo a Radio Cooperativa a la pasada.
El periodista luego le preguntó: “¿Estás molesto con los medios?”. La respuesta fue: “No estoy molesto con nadie. Yo estoy feliz, la selección está bien, mejorando… vamos a llegar bien a la Copa América”, fue la escueta respuesta del jugador del Barcelona antes de subirse al autobús.
Quedan entonces dos meses para que el Kingy compañía puedan recomponer relaciones y sumar minutos en el Barcelona. Chile, más que nunca, lo necesita.