Un lugar en silencio, la conocida franquicia apocalíptica, llegó este jueves 4 de julio a los cines nacionales con su precuela titulada Día uno”, la cual es protagonizada por Lupita Nyong’o y Joseph Quinn.

La cinta cuenta la historia de Sam, una joven diagnosticada con una enfermedad terminal quien se encuentra con un fin del mundo que no solo amenaza con destruir la raza humana, sino que además obstaculiza que ella pueda cumplir su último deseo en, compañía de su gato Frodo, antes de morir, comer una pizza de un especial restaurant que le recuerda su infancia.

En su camino, se encuentra con Eric, un joven inglés que se encuentra estudiando en la ciudad y se está muy asustado, por lo que decide acompañar a Sam y a Frodo, en la búsqueda por la pizza.

Al ser una precuela, que muestra el inicio de como comenzó el terror en el mundo con la llegada de estas violentas e invencibles criaturas extraterrestres, muchos se preguntan qué pasa en el final de la historia.

¿Cómo termina Un lugar en silencio: Día uno?

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En los minutos finales de la cinta, Sam logra llegar a la pizzería que visitaba junto a su padre en su infancia, sin embargo, el lugar está totalmente destruido, lo que la derrumba emocionalmente.

Eric le pregunta dónde tocaba el piano su padre para subirle el ánimo y llegan al pub, el cual sigue intacto. En ese momento, él decide salir un momento y caminar por el sector, buscando una pizzería para Sam, lo cual, afortunadamente, consigue.

Ambos observan como los barcos comienzan a alejarse de la orilla, lo que significa que tienen que moverse con rapidez para no quedar varados en la ciudad.

Al llegar, se dan cuenta de que las criaturas aguardan por el lugar, por lo que será prácticamente imposible escapar. En ese momento, Sam se despide de Frodo y Eric, alejándose de ellos, destruyendo los vidrios de autos cercanos para atraer a las criaturas.

Su plan funciona y tanto Eric como Frodo llegan al barco. Tras encontrar cobijo, el joven encuentra una carta en el sweater que le paso Sam, en donde ella le pide cuidar a su gato, indicándole todo lo que le gusta y no a su fiel compañero. Asimismo, concluye agradeciéndole a Eric por recordarle como es volver a vivir.

En los segundos finales, Sam se encuentra caminando por Nueva York, deshabitado escuchando “Feeling Good” de Nina Simone, aceptando su destino y contenta de disfrutar por primera vez la ciudad en silencio y en paz, se saca los audífonos y deja que su iPod suene con fuerza. Con una sonrisa, la escena termina cuando una de las criaturas aparece detrás de ella.