El ex futbolista Mauricio Pinilla tuvo un momento de relajo en conversación con el programa De Tú a Tú, momento en el que contó una inédita anécdota sobre el carrete que le costó una millonaria multa cuando estaba jugando en Europa.

A los 18 años, Pinilla se va a Italia al Inter de Milán. En sus primeros años en Europa no asumió lo que estaba viviendo. “Entré en el ruedo de llegar a Europa de ver todo bonito. Era todo lo contrario, había que ser el doble de profesional, había que preocuparse más de los detalles, y yo llegué como si hubiera llegado a Disney”, comentó.

Y añadió que “lo único que esperaba era que terminara el entrenamiento para irme a huev***. A esa edad no existía el cansancio pero al final te pasa la cuenta igual. Todo lo contrario a lo que tiene que hacer un deportista de alto rendimiento, yo lo hice“.

Eso sí, advirtió que no experimentó con drogas, pero si carrete y copete. “No existía la caña en ese tiempo. Andaba bien. Al principio sí. Pero después lesión muscular. El físico te pasa la cuenta. Yo tenía una estructura física importante, muy trabajada y empecé a vivir esos procesos desenfocados del deporte, y me tocó una lesión muscular con 19-20 años, que no es normal que te lesiones tanto muscularmente. Yo estaba haciendo las cosas mal”.

Fue en ese momento en que Mauricio entró en tal confianza con Martín Cárcamo que dijo “tengo una historia muy buena. Una vez salimos… No voy a nombrar a ningún compañero porque hay algunos muy conocidos en ese equipo. Estábamos en esa discotheque, estábamos bailando arriba de las mesas, arriba de las mesas literal. Y chupando, pasándolo la raja, en una discotheque increíble

“De repente, yo estoy bailando, me saco la polera, entregado, estaba dándolo todo. Y miro pa’ allá y había un dirigente del club, así“, explicó en referencia a la posición del hombre con los brazos cruzados y la mirada en alto, observando el espectáculo.

“Y yo…”, dice Pinilla, representando el acto de “agachar el moño” y volver a ponerse la polera. “Había un dirigente abajo de la mesa. Imagínate que yo era el mejor portado, sin polera. Imagínate las otras hueás que estaban haciendo mis compañeros”.

Un hueón se bajó los pantalones, a poto pelao’. Y el dirigente no vestido de civil. Con el traje del club, con la insignia del club, mirando así. Haciendo así, ‘aaaah, qué bonito'”

Lo que vino después fue aún peor: “multa, 20 mil euros. Y no me citaron para el partido del fin de semana, jugábamos con el Inter. Para mí era el partido a jugar pos, si era propiedad del Inter, me habían llevado a Europa. Quería jugar ese partido y no me citaron, dos semanas sin jugar”.