Una noche sin duda especial fue lo que vivió este viernes Francisca Valenzuela. La cantante nacional se había presentado antes en el Movistar Arena, pero no con ella como absoluta atracción principal. La emotividad de la velada y el peso del simbolismo de la presentación son indiscutibles. La artista logró vivir una instancia de contacto con sus seguidores, en la que se dio el lujo de pasearse por las más diversas emociones al echar mano a un revisión exhaustiva de su discografía.

Castillo de Cristal abrió los fuegos con el sello de la artista nacional posicionada en su piano, lista para echar a andar sus melodías tan pop, tan contagiosas, con un toque optimista hasta en sus momentos más melancólicos o hasta tristes.

Un coro femenino de más de 10 mil almas se puso en marcha también con Que Sería, comunión con la ídola en escena que no se rompió durante el resto de la noche.

Los ingredientes de un espectáculo planeado cuidadosamente se fueron sumando poco a poco. Tómame, de La Fortaleza (2020), aceleró el ritmo del cuerpo de baile que ya poblaba el escenario desde la canción anterior.

¿Cómo fue el concierto de Francisca Valenzuela en el Movistar Arena?

Coreografía calculada, interpretación impecable. Quiero verte más al repertorio, viaje al 2011, el disco Buen Soldado se hizo presente.

"¡Estamos en llamas aquí tocando para ustedes! Yo no lo puedo creer, estoy esperando que me despierten y me digan 'Fran, no. No es cierto. Muchísimas gracias a cada uno, una y une, por venir esta noche", abrió su diálogo con los presentes la artista.

Y añadió: "es una noche épica, memorable, un hito para cualquier artista y para cualquier artista chileno también. Así que muchas gracias por ser parte de ese viaje con nosotros".

Valenzuela estableció la dinámica de lo que sería la velada, no sólo canciones, sino que también palabras, lo que inspiró sus composiciones, sus sensaciones, opiniones y reflexiones.

Hola Impostora fue la primera en la larga lista de temas que llegó con su explicación, porque "es una canción sobre lo que uno aprende que es el síndrome del impostor. Que existe, está en Wikipedia, lo aprendí. De una situación en que una se siente como un fraude, como insuficiente. Que lo que uno quiere lograr o lo que uno quiere ser, no se lo merece o no lo va a conseguir nunca. La escribí no porque tengo superada esa sensación, de fraude, de parálisis, de autosabotage, sino que la escribí porque quiero superarlo".

Parte de la razón por la que este concierto existió es precisamente la presentación del disco más reciente de Valenzuela, Vida Tan Bonita, un retrato de la rebeldía más latente de la artista que se ha cultivado desde temprana edad, una reclamación de una existencia contraria a las crisis personales y los conflictos del mundo, intentando alcanzar un anhelado bienestar integral y humano. Por eso hizo la canción titular.

Entonces, llegó una aplaudida versión de Flotando, con una cámara cenital mostrando a la cantante recostada sobre su flamante piano fucsia, mismo color que tiñó a su exclusivo micrófono para el show. “Son los pequeños detalles que me hacen feliz en esta noche”, confesó al cerrar la canción y jactarse de sus instrumentos, junto a un público que seguía celebrando cada una de sus intervenciones.

Entre los gestos que Valenzuela se preocupó de tener para sus seguidores durante el show, fueron los invitados. Así, en ese coqueteo con la bachata y la sonoridad más tropical llamado Abrazándonos, lo hizo acompañada con el argentino Abel Pintos.

El lado más juguetón y el humor de Valenzuela quedó en mayor evidencia cuando se detonó una versión bossa nova de Quiero Verte Más y mientras cantaba se dio el lujo de cambiarse el vestuario tras un biombo instalado en la tarima. El ceñido traje completo celeste mutó a un peto negro con detalles brillantes dorados y calzas oscuras, para luego lanzarse con otra de las canciones que escribió durante los encierros de la pandemia: Mundos separados.

A veces se tomaba un tecito, a veces detenía todo para abrocharse un zapato, a veces reconocía una y otra vez el gran momento que estaba viviendo. Artista alabada será, pero gestos tan mundanos, la dotan de una naturalidad que potencian aún más el sentido de sus letras o la sinceridad de las palabras cuando se dirigía a su audiencia; este concierto no era un trámite para ella, como a veces lo hacen sentir algunos artistas, sino que estaba viviendo toda una experiencia.

Ansiedad y No Te Alcanzo marcaron lo que vino en el espectáculo, dos canciones que hablan de “estar viviendo momentos difíciles, de estar batallando con una misma. Así que si alguien está pasando por eso ahora, le quiero decir que no está solo, no está sola, no está sole. Aquí estamos todos. Va a pasar".

Segundos de silencio al finalizar la interpretación. No por nada terminó al borde de las lágrimas. “Uy, las emociones, ahí”, sinceró.

Antes de que se corriera el maquillaje, la marea cambió hacia una apasionada interpretación de Insulto, de la mano de Noah Blanco, el primer chileno que cambió de sexo registral una vez implementada la Ley de Identidad de Género. “Resiste trans”, remató el cantante, alzando la bandera celeste rosada y blanca.

Catedral sonó como si fuese una ceremonia monumental, con Fran reforzando la percusión para el punto cúlmine. Y luego, esa sobre una relación tóxica pero que finalmente es “una canción de amor a una misma”: Ya no se trata de ti, en el que fue definitivamente uno de los momentos más emotivos de la noche, con los fans coreando con fuerza el último tramo del coro… “después de / Tanto tiempo, ahora que me alejé / Sentí”.

Invocada en el escenario también fue Dulce y Agraz, como tercera invitada de la noche. Daniela González hizo gran parte de En Mi Memoria, fusionándose por momentos con Valenzuela para remarcar los coros.

Francisca dio el siguiente paso, partió Normal Mujer, pero como si el tema no fuese lo suficientemente sensible, repentinamente sin aviso -y porque no necesita presentación- Nicole apareció para continuar la letra y remecer a los presentes. Pero las sorpresas no acabarían ahí, porque Princesa Alba reajustó las cosas hacia el trío que buscaba realmente esta interpretación.

Los Poderosos, Despierto, Al final del Mundo y Héroe fueron los siguientes estandartes en el setlist. En Dulce, Valenzuela se zambulló entre el público, allá se fue a pasear en cancha, recibiendo el cariño, una mano, besos, abrazos, aplausos. Mientras que Muérdete la lengua tuvo a la cantante con celular en mano, para cantarla en modo selfie, con tonalidades rockeras y reproduciendo en vivo la grabación en las pantallas gigantes.

Fue el turno entonces del tema que la vio nacer como artista. Que la hizo conocida en internet. Composición concebida después del desaire amoroso de un niño que le gustaba, pero cuyo amor no era recíproco y quien “después terminó pololeando con una amiga y ya saben como son las cosas. Mira donde estoy...”, se rió Valenzuela para presentar Peces, el sencillo que abre su primer disco y en consecuencia su carrera. Esta vez sonando casi como un homenaje al lado más pop de Prince.

Prenderemos fuego al cielo, Dar y Dar, además de -por fin- Buen Soldado, encaminaron las cosas hasta un pequeño receso. El bis vino con Muleta y Francisca Valenzuela sola en la guitarra, ataviada con la  colorida bandera de la diversidad sexual en un hombro y la morada feminista en el otro. “Podría hasta volar”, bromeó.

El espectáculo se acercaba a su fin, pero antes un pequeño gustito: Como la flor, que "nace desde este homenaje a cómo las cosas, todas las cosas, sea la naturaleza, seamos nosotros, tienen la resiliencia para sobrevivir y florecer a pesar de la adversidad". El tema lo ungió con el aire especial de una cita al coro del clásico de Selena con el mismo nombre: "Como la flor... Con tanto amor..."

Dos horas y media de concierto tenían que amarrarse con un nudo firme y pulido. La Fortaleza llegó de la mano con el video oficial creado  de manera colaborativa con sus fans. 

"Es un regalo -ustedes no se imaginan-, el que una cree cosas solita en su piano, algunos días bien, algunos días mal, y que ustedes las escuchen, las quieran y las hagan suyas en todo momento a lo largo del tiempo y que muchas veces te quieran o me vean, cuando yo incluso no me quiero a mí misma, eso... Es increíble. Gracias por ser parte de este viaje, ustedes son mi fortaleza", sostuvo Francisca Valenzuela para abandonar definitivamente una tarima colmada de su sólido registro, en medio de aplausos, gritos y carteles de los fans confirmándole a la artista que “Seremos fuerza”.