Los hijos de chilenos nacidos en el exterior se han convertido en una oportunidad interesante para las distintas selecciones nacionales, y el cuerpo técnico de la Roja monitorea permanentemente distintos casos por todo el mundo.

Uno de ellos es Víctor Mendoza, mediocampista interno o externo por ambas bandas que fue citado a la selección Sub 17 de Bélgica para un torneo de desarrollo de la UEFA en enero, y debutó como titular ante ante Uzbekistán y Bielorrusia.

Víctor nació en 2003, tiene 16 años y es hijo de padre chileno y madre belga. Ha irrumpido en su equipo, el OHL, que milita en la segunda división local y es filial del Leicester City, pero mira a la selección chilena como un sueño.

"Siempre me encanto la selección chilena y tuve la suerte de ver a la mejor de la historia. Me pone muy feliz cuando me llaman en Bélgica, pero lo que me gusta de Chile es que los jugadores siempre dan todo y son mejores en la selección que en sus clubes, lo que no siempre fue el caso de Bélgica", reconoce a RedGol desde Lovaina.

Su tío materno es Thomas Chatelle, recordado futbolista belga con pasos por Anderlecht y todas las selecciones de los Diablos Rojos. Mendoza todavía puede actuar por Chile en cualquier categoría, ya que cuenta con pasaporte y todavía no actúa en un torneo Clase A por los belgas.

"Soy un mediocampista técnico, que juega con los dos pies. Soy efectivo en el juego, no pierdo muchas pelotas y tengo buen centro y remate. Lo que me falta es un poco más de potencia e ir a los duelos, aunque he mejorado en los últimos meses", asegura.

 

A la hora de definirse, se siente cercano al fútbol de hombres como Miralem Pjanic y Kevin de Bruyne y, guardando las proporciones, se inspira en dos referentes de la Roja: "En Chile sería una mezcla entre Charles Aránguiz y el Mago (Jorge) Valdivia".

Es la historia de otro chileno que desde Europa se proyecta en el fútbol profesional con el sueño de llegar a la selección chilena algún día. Un camino que recién comienza pero que Víctor Mendoza está ansioso por recorrer.