El preparador físico Carlos Eduardo Velasco es uno de los pilares del círculo de hierro de Reinaldo Rueda. El bloque íntimo del más probable entrenador de la selección chilena, que también compone el ayudante técnico Bernardo Redín, es la base de su prestigioso trabajo que le permitió clasificar a dos mundiales y ganar la Copa Libertadores.
Pero el papel de Velasco no se limita a los esfuerzos. Además se encarga de regular la disciplina al interior del plantel, de la misma manera que en algún momento lo hicieron Luis María Bonini en la era Bielsa y Jorge Desio durante el paso de Jorge Sampaoli por la Roja.
El problema es que sus atribuciones disciplinarias no han sido siempre bien recibidas. De hecho, Juan Pablo Ángel en su condición de asesor técnico se quejó internamente del PF en Atlético Nacional y pidió su remoción, la gota que rebalsó el vaso de Reinaldo Rueda, que posteriormente dejó el equipo para irse a Flamengo.
“Su exigencia y disciplina” no cayeron bien en el plantel verdolaga y Ángel transmitió la molestia. Así lo reconoció el técnico. “Fue una situación fastidiosa por allá en marzo o abril. Al final, se calmó la situación. Pero mi continuidad mía no pasó por ahí. Siempre fueron muy respetuosos de eso. Habían diferencias conceptuales”, aseguró.
Ahora Ángel carga con el peso del fracaso, pues las diferencias llevaron a la salida de Rueda y la llegada de Juan Manuel Lillo, quien en un semestre borró de un plumazo las glorias del equipo verdolaga.
Esas “diferencias” se traducen en las imposiciones de Velasco en el trabajo físico, alejado de lo que hacen algunos jugadores y especialmente aquellos con pasado en el fútbol europeo; pero sobre todo en cuanto a a la función disciplinaria que cumple el PF.
Una condición que en Chile deberá más que fortalecer de cara a su esperado desembarco en la Roja.
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Fotos: Archivo