ROCK ‘N ROLL. Ya lo decía una de las solitarias plataformas del escenario, como anuncio inequívoco de lo que Liam Gallagher ofrecería minutos más tarde al reencontrarse con el público chileno. Una vuelta a mediados de los noventas, una dosis del más puro rock británico de alcance mundial que lo hizo famoso y que hoy aún lo mantiene vivo. Rabioso, con mañas, intenso, pero aún con energía.
Y obviamente abrió apelando a la nostalgia de Oasis, Morning Glory, del recordado disco con el mismo nombre de 1995, y Rock ‘n Roll Star, el sencillo de apertura para Definitely Maybe (1994). Combinado de piedra para poner en marcha un espectáculo cargado inevitablemente hacia su ex banda, por respeto a sí mismo y al público.
Pero no sólo de nostalgia vive el artista, por eso a continuación hizo Wall of Glass, una canción con historial para Chile: ese fue el tema con que se despidió abruptamente de Lollapalooza Chile en 2018, cuando apenas cantó cuatro canciones y su voz lo traicionó para no poder culminar su hora de espectáculo en la parrilla de ese año. Los culpables: sinusitis, infección de oídos y nariz, que condujeron a una infección pulmonar en ese entonces.
¿Cómo fue el concierto de Liam Gallagher en Chile?
Ahora, cuatro años después, paga una deuda. La marca de la cuarta canción la alcanzó con C’mon You Know y la sobrepasó en un concierto a paso firme con Stand by Me. Y por si aún quedaban dudas, Gallagher preguntó: “¿Hay fans de Oasis en la casa hoy?”, encendiendo la algarabía entre los presentes. La frase le sirvió en más de una ocasión para ganarse el cariño del público.
“Sonaron bonitos”, agradeció el coro, antes de lanzarse con Roll it Over, adentrándose en el repertorio de los 2000 de su antigua banda. Mientras que Slide Away retrajo las cosas a los noventas.
Pero la velada no fue solo para coquetear con Oasis, Liam se abrió a una pequeña exploración de otro de sus proyectos: Beady Eye, experimentación de la que hizo uno de los sencillos más conocidos llamado Soul Love.
“Vamos a hacer una canción del nuevo disco, no me acuerdo como se llama, pero es nueva de todas maneras”, dijo Gallagher siendo muy Liam para presentar More Power. Una especie de introducción que mantuvo también para Diamond in the Dark, también de C’mon You Know, la placa que editó en mayo de este año y que justifica la actual gira del británico.
Como muestra del álbum Why me? Why not. para Chile ofreció The River, recibida incluso con mayor entusiasmo que las anteriores; esto para luego seguir en la senda de ese trabajo presentado en 2019 con Once.
Para la hora cumplida de show, lo que vino fue sumergirse en los hits de Oasis nuevamente y así encaminarse hacia el final: Supersonic, Cigarrettes & Alcohol y una Wonderwall dejando que el público hiciese los coros, mientras él peleaba con alguien al costado del escenario, aparentemente por su disconformidad con el retorno.
Un pequeño receso. Un refresco. Y una partida en falso para Live Forever. Apestado nuevamente ahora los reclamos de Liam fueron porque no sonaba la guitarra como correspondía. Stop. Vamos de nuevo. Corregido el imprevisto: Live Forever como se merecía en vivo y el inevitable remate con un clásico incombustible, himno definitivo de los 90’s para algunos, Champagne Supermova.
ROCK ‘N ROLL. Lo prometido en esa plataforma al comienzo del show se cumplió. Con actitud, poco diálogo con el público más que agradecimientos, pero con una cartera llena de temas efectivos para despachar contentos a los fanáticos con un show que al menos esta vez llegó al final, a pesar de sus cortos 90 minutos.