Sydney 2000 fueron los últimos Juegos Olímpicos que disputó una selección chilena de fútbol. Aquel equipo que dirigía Nelson Acosta y tenía a Iván Zamorano como líder, ganó la medalla de bronce, pero antes de ello la Roja Sub 23 tuvo que hacer historia en el Preolímpico de Londrina para conseguir la clasificación.

Este sábado otro equipo nacional empezará a buscarlos tan complicados dos cupos olímpicos, en Colombia, y por ello en RedGol nos contactamos con el ex volante Rodrigo Rios, parte del plantel del equipo que alcanzó la hazaña hace 20 años.

El zurdo fue parte de aquel combinado nacional que hizo historia en la calurosa Londrina, siendo clave en la campaña, porque se dio maña de marcar un gol en la fase final ante Uruguay. Además, fue quien salió en el partido final ante Argentina para dar paso a Reinaldo Navia, el jugador que anotó el recordado tanto ante la Albiceleste.

Rios tomó el teléfono y recordó el torneo. El ex Universidad Católica y Unión Española, que está trabajando en Estados Unidos, contó historias inéditas de lo que vivieron en Brasil y recordó cómo vivieron el 9-0 de Brasil a Colombia, que le dio vida a la Roja.

Con ustedes, el “héroe olvidado” de la clasificación chilena a Sydney 2000.

– Se qué estás en Atlanta, antes de irnos a los recuerdos, cuéntame qué estás haciendo específicamente allá.

Llevo 15 años acá en Atlanta, llegué a jugar por el equipo profesional de la ciudad, que en ese tiempo estaba en segunda división, juegué cuatro años y después asumí como gerente deportivo del club. Luego comencé a hacer los cursos de entrenador, me interioricé en el fútbol formativo aquí en Estados Unidos, con algunas academias locales, y cuando salió el proyecto de Atlanta United me llamaron para participar como entrenador de las divisiones menores y ya llevo cuatro años a cargo de la sub 19.

– Ahora entrando en materia. Te digo Londrina 2000… Me imagino que recuerdas ese torneo con mucho cariño.

Es un torneo muy muy lindo, muy especial, porque tuvimos de todos los sabores y colores, desde que pensábamos que estábamos eliminados, a después recobrar fuerzas y pelear por una clasificación. Siempre están los recuerdos, porque el grupo de jugadores era muy bueno, éramos muy unidos y hasta el día de hoy seguimos en contacto y mantenemos una amistad futbolística que hace que los recuerdos sean aún mejores.

– ¿Alguna anécdota que no se conozca y se pueda dar a contar del proceso que vivieron en Brasil? Puede ser algo ligado con el 9-0 quizá…

La anécdota más importante del torneo fue que cuando jugaba Brasil con Colombia teníamos la posibilidad de ir a ver el partido al estadio o quedarnos en el hotel, con todas las maletas empacadas, a la espera del día siguiente de volver a Chile. Decidimos la mayoría de nosotros dormir siesta, descansar, estar un poco desconectados por la amargura de estar prácticamente eliminados, y nos fuimos despertando en el hotel con los gritos, con los golpes en las puertas, porque nos decían que Brasil iba ganando por una diferencia importante en el primer tiempo, y después ya nos reunimos todos en un salón para ver el final del partido y celebrar con euforia. Me parece que Uruguay ya tenía reservado el hotel que nosotros dejaríamos al día siguiente, para la fase final, y hubo ahí algunos inconvenientes, pero finalmente pudimos quedarnos ahí.

– Para mí el partido clave fue contra Uruguay, dónde hiciste un gol, ¿qué recuerdos tienes de ese partido?

Concuerdo con que el partido con Uruguay iba a ser trascendental, porque sabíamos que Brasil por la localía y el nivel de jugadores iba a ser muy difícil, y si derrotábamos a Uruguay teníamos la esperanza de luchar hasta el final contra Argentina. En ese partido me tocó anotar, creo que fue un gol importante porque durante el torneo participé bastante, jugué mucho, y había estaba cerca de convertir, pero no había podido hacerlo, y ese gol, si bien fue el 4-1, nos dio la energía, la vitalidad, y toda las ganas para pelear por el segundo cupo a los Juegos Olímpicos.

– El gol de Navia fue histórico. ¿Cómo fue el festejo después de la clasificación?

Sí, el gol de Navia es histórico, hasta el día de hoy se recuerda, y yo siempre bromeo mucho de que nadie me ha agradecido, porque si yo no hubiese salido por Reinaldo, no hubiese convertido el gol (risas)… Fue muy importante, porque estábamos todos muy cansados, necesitábamos piernas frescas y yo ya lo había dado todo en ese partido, el pasto estaba muy largo, hacía mucho calor, había humedad, nos costaba mucho movernos como equipo, y ya cuando entró Reinaldo y conquistó el gol se nos olvidó todo el cansancio, se nos olvidaron todos los dolores que teníamos y fueron a celebrar. Son recuerdos que van a estar siempre presentes y que cada detalle de ese torneo van a quedar guardados en la memoria del fútbol chileno.

– Por último… ¿Te dolió mucho no ir a los Juegos Olímpicos?

El hecho de no haber ido a los Juegos obviamente que duele, porque uno se hace las ilusiones, pero sabía que iba a ser difícil. De un grupo de 23 jugadores que fuimos a Londrina solamente iban 18 a los Olímpicos y de ellos tres eran adultos, entonces prácticamente habían ocho jugadores que no iban a poder ir, más alguna otra sorpresa. Cuando volví a Católica no tuve muchos minutos de juego, Nelson Acosta fue muy claro conmigo y le agradecí todas las oportunidades, pero me dio a entender que habían otros que estaban jugando y pasando por un mejor momento y tenía que entenderlo. Como lección de vida fue algo que me marcó mucho de forma positiva, para seguir exigiéndome al máximo, creciendo como jugador, y acabar una carrera en Estados Unidos alejado de los focos, pero estoy muy contento y orgulloso por todo lo que hice.