Este 25 de noviembre se cumplirá un año desde la muerte de Diego Maradona. Un golpe del que muchos todavía no logran recuperarse por lo que significaba el astro argentino. Y así lo demostró Ciro Ferrara, quien fuera su compañero eterno en el Napoli.

Elex defensor italiano inventó una llamada telefónica que le hacíael Diego. Ahíle puededetallarcómo ha sido este último año, con todos los homenajes que le han hecho, incluido el nombrar el estadio de Nápoles con su nombre.

La emoción que muestra es enorme, lo que le pone la piel de gallina a cualquier amante del fútbol. Acá la transcripción del monólogo que creó y que exhibió en sus redes sociales.

“¿Hola? ¿En verdad eres tú, Diego? Esperaba tu llamada. Inmediatamente tuve mi teléfono apagado. Necesitaba recogerme en silencio.

Esta última semana estuve varias horas mirando la pantalla iluminada. Leí los números que aparecían, los nombres que parpadeaban. Estaba en espera, como si pudiera sentirlo. Pero… nada. En cambio, esta mañana me has agarrado desprevenido, ¿eh?… ¿Quién mejor que tú para hacerlo?

Han pasado muchas cosas en pocos días. Sí, me imaginé que te conmovería saber que las calles de Nápoles y Buenos Aires estaban llenas de gente con los ojos tristes. La luz está velada, todo se ha vuelto doloroso y oscuro. De repente nos faltaba sangre caliente en las venas, no estábamos preparados. No, Diego, no lo estábamos. Y ese miércoles de noviembre seguirá siendo para muchos uno de los días más tristes de su vida ¿Cómo dices? ¿Quieres saber cómo reaccionaron en otras partes del mundo? ¿Cómo puedo contártelo todo? En todas partes te han conmemorado. Fue una locura, Diego, algo que nunca hemos visto.

Aunque mi corazón está roto hoy, el consuelo más dulce es la suerte de haber formado parte de las páginas de tu novela. Ahora que escucho tu voz siento una agradable y reconfortante vibración. He extrañado tu voz, ¿Sabes? Es una sacudida mágica.

Diego, eres lo más grande. ¿Qué demonios has desatado? ¿Qué hiciste en esta tierra? Te compararon como un Dios humano, pero alguien no acepta un mundo entero triste y afligido por tu pérdida. Si quieres saber los nombres, olvídalo. A algunos ni siquiera los conoces, Diego. Tu vida terrenal ya te ha pasado factura y no le debes nada a nadie.

¡Ah! ¿Sabías que la Ciudad de Nápoles le dio tu nombre al estadio? Te aseguro que es cierto… ¡Estadio Diego Armando Ma-ra-do-na! Se escucha bien, ¿verdad?

No te involucres tú también que ya estamos bastante emocionados. ¿Recuerdas cuántas veces te esperamos en la cancha de juego? Había días en los que sabíamos que ibas a venir y otros en los que sabíamos que no te veríamos hasta el día siguiente ¡A veces nos mandabas al manicomio al presentarte sin avisar! Cuando ya no contábamos contigo, aparecías enfrente de nosotros, como un niño impaciente por empezar, y nos mirabas como diciendo: ‘¿Qué hacen ahí parados? ¿Vamos a jugar, no?’. Qué lindo es volver a reír juntos, como cuándo éramos jóvenes. Conozco esa sonrisa…. hijo de puta.

Me gustaría que volvieran uno de esos días en los que me quedaba en la cancha, esperándote para verte llegar justo cuando el destino parece haber dicho su última palabra. Ojalá pudiera, pero sé que es un deseo imposible.

Ahora, tenemos que despedirnos, supongo. Hagámoslo rápido porque siento que mis ojos se llenan de lágrimas. Pero primero dime una cosa, ¿cómo estás, Diego? Bien, qué alivio. Tenía un peso en el estómago y mil pensamientos.

Gracias por llamar. No olvides que te quiero mucho. Adiós Diego, adiós Capitán”.