La historia es reciente y fácil de recordar. El 22 de enero de 2018 y después de una dilatada negociación con el Arsenal, Manchester United anunció oficialmente la contratación de Alexis Sánchez con un contrato hasta 2022.
Jose Mourinho había pedido al delantero chileno para quitárselo al Manchester City. Pero ese día comenzaron los pasajes más oscuros de la carrera del delantero chileno en Europa, como lo describió él mismo el año pasado. “No éramos unidos como equipo”.
“Llegué a mi casa después del primer día y le dije a mi familia y a mi representante si no se podía hacer tira el contrato para volver al Arsenal“, reconoció luego de llegar al Inter de Milán, donde se coronó campeón de la liga italiana el último fin de semana.
Mou siguió el mismo camino de las islas británicas a península itálica. En 2018 lo echaron de Manchester United y después de un lúgubre paso por Tottenham Hotspur, fue anunciado este martes como nuevo entrenador de la Roma.
Y la película tiene varias escenas repetidas. Primero, que el elenco de La Loba ya estuvo interesado en Alexis Sánchez y estuvo a punto de intercambiarlo por Edin Dzeko en enero pasado. La operación no se selló por una diferencia económica.
Segunda: que curiosamente el mismo jugador que se fue al Arsenal en enroque por Alexis está ahora en la Roma. Se trata del armenio Henrij Mjitaryán, uno de los que queda en ascuas ante la llegada de quien le bajó el pulgar hace tres años.
Tercero: que el interés de Inter en Dzeko se mantiene. El bosnio es uno de los nombres que circula en la órbita del cuadro lombardo para convertirse en alternativa de Romelu Lukaku, cuya baja fue clave en la eliminación de los nerazzurri de la última Champions League.
Todos los caminos conducen a Roma. Pero la alternativa no parece demasiado atractiva para el delantero tocopillano, y no sólo por la presencia de Mourinho en la capital, sino que además por el estatus que ha adquirido en la última parte de la temporada con el Inter.
Alexis, sal de ahí amigo.