Seis años y una pandemia separaron a Coldplay de sus fans chilenos, pero este martes lo que se vivió en el Estadio Nacional fue la evidencia máxima de una fiel fanaticada y una banda que no está para espectáculos pequeños porque su vigencia se mantiene más viva que nunca.

El Music of the Spheres Tour llegó a Santiago y fue abrazado de inmediato por un público que se instaló a hacer la fila cuando faltaban más de 12 horas para el show. La gente emocionada esperó con lo que pudo, entre pizzas, bebidas, sanguches improvisados, galletas y agua, mientras se ataviaban con cintillos, linternas de colores y poleras no oficiales, ciertamente más baratas que el merchandising oficial. 

Con las puertas abiertas los más rápidos ganaron las primeras filas, mientras quien se preparaba para salir al escenario era Princesa Alba, la invitada local para las cuatro noches que los británicos agotaron en Chile.

La chilena solo había visto un público tan masivo en Lollapalooza y después de su Caupolicán en solitario, ahora puede jactarse de otro hito obtenido en 2022 para su carrera que no deja de ir en ascenso.

Más tarde, un colorido vestido vistió a la invitada internacional Camila Cabello para hacer su espectáculo acompañada por su banda y seis bailarines que no dejaron de moverse ni un segundo, en un vaivén entre pop y perreo de 45 minutos casi justos, para elevar aún más la temperatura de una velada que ya se preparaba para el plato principal.

"¡Los amo, Chile! De verdad se ganaron el premio del público con más energía y alegría del mundo", agradeció en un momento la ex Fifth Harmony.

Mientras que luego reconoció que "esto es lo que hago yo en mis shows: cantar y hablar. Pero también me gusta mirarlos mucho", mientras se acercaba al borde de la tarima, sonriente, juguetona, sacándole la lengua al público en complicidad con quienes la admiraban de cerca.

Mientras se esperaba a Coldplay, la dinámica de la ola estalló entre el público, acompañada por los gritos de impaciencia con el nombre de la banda que fueron creciendo en intensidad. En tanto, las pantallas sacaban a relucir el lado más ecológico de la gira, llamando a colaborar con la recolección de energía para los próximos shows, pedaleando en las bicicletas dispuestas en cancha general y saltando en los pisos cinéticos.

Así mismo se mostraban imágenes de diversas iniciativas verdes apoyadas por el grupo inglés, como la limpieza de océanos y la reforestación en distintos lugares del mundo.

Desde afuera del coliseo ñuñoíno, los responsables de la seguridad hablaban de dos individuos que quisieron pasarse de listos e intentaron saltar los límites del recinto para ingresar al show, pero huyeron hacia Guillermo Mann cuando fueron sorprendidos. La noche dio para todo.

Coldplay en Chile: ¿Cómo fue el concierto en el Estadio Nacional?

La espera fue larga, casi 45 minutos. Pero a las 21:30 horas, llegó el momento de Coldplay. Se apagaron las luces y, curiosa y mágicamente, una de las barreras que separaba a Cancha Frontal de Cancha General se abrió y cientos de personas pudieron avanzar hacia el escenario.

El Flying Theme, compuesto por John Williams para la película que Steven Spielberg estrenó en 1982, E.T., dio el vamos al show fusionándose con Music of the Spheres envasada, para que finalmente el repertorio se abriera paso con los músicos en el escenario haciendo Higher Power, convirtiendo al Nacional en una fiesta llena de colores gracias a las pulseras luminosas que recibieron los fanáticos a la entrada del show.

En tanto, otros cientos de personas que consiguieron tickets de vista parcial de última hora en el Codo Sur vieron cómo los $57.500 que pagaron rindieron al máximo, cuando también se les abrió el acceso a Cancha Frontal sin previo aviso. El que pasó, pasó.

Globos, cotillón, y los chimpancés del video ahora como astronautas en las pantallas, dieron la bienvenida a Adventure of a Lifetime. Mientras que con Chris Martin en el piano, después vino un momento solemne para The Scientist, ese sencillo editado en noviembre de 2002, como el segundo corte del disco A Rush of Blood to the Head, y que hasta el día de hoy se alza como uno de los emblemas del cuarteto.

"Buenas noches, amigos y amigas, damas y caballeros, chicos y chicas, guapos y guapas. Gracias por existir y lo siento por mi español. Estamos tan agradecidos de estar en Chile con ustedes esta noche. Es un honor. Gracias por hacer el esfuerzo de estar aquí a pesar de todas las dificultades en el mundo", manifestó Chris Martin, empezando a conectar con la gente.

Viva la Vida llegó con los músicos saltando al escenario B, casi en medio de la cancha que tantas veces ha visto jugar a La Roja. El set entonces cobró un espíritu especial con el cuarteto sumergido entre el público, con el vocalista dirigiendo a un coro de más de 60 mil personas que también se plegó con Hymn for the Weekend.

Repentinamente, Martin detuvo todo y decidió reunir a sus compañeros para pedirles algo. Entonces, anunció que "ésta es una canción que no tocamos hace mucho tiempo. Estábamos buscando el momento adecuado para hacerlo y es hoy y aquí en Chile". La introducción fue para hacer Coloratura, el último y sensible track del disco Music of the Spheres.

"No es la primera vez que la hacemos, pero tampoco será la última", advirtió el líder de los británicos.

Después del emotivo momento, el Nacional se volvió a encender con las pulseras, para que los músicos entregaran Paradise. Chubascos amenazantes se dejaban caer en el coloso de Ñuñoa. Colores naranjos, verdes, rosados y azules, posteriormente cambiaron a amarillo porque entonces llegó el turno de Yellow, en uno de los momentos más aplaudidos de la noche y que fue coronado con un intenso "mijito rico" del público para Martin.

Comenzaba Sunrise y el vocalista detuvo las cosas. "Lo siento chicos, escribí mal esta canción en el setlist", se disculpó, anulando esa interpretación. Tras la corrección, las luciérnagas que coronaban el lugar se dividieron, unas permanecieron apagadas, mientras que las que mantuvieron encendidas formaron cuatro gigantescos corazones para la interpretación de Human Heart. El momento más rockero de la noche se lo llevó People of the Pride, mientras que Clocks se vio decorada con lasers y tonalidades verdes.

En medio de un segmento de fiesta electrónica estalló una leve lluvia. Infinity Sign, Something Just Like This y Midnight, llegaron juntitas en un mix que tuvo a los integrantes de Coldplay vestidos como astronautas con detalles luminosos, poniendo el termo al asunto. El momento concluyó con My Universe, la energética canción que los británicos crearon junto a BTS.

Había partido A Sky Full of Stars, el entusiasmo era evidente, la gente iba a hacer el coro y todo se vino abajo. Corte abrupto de la música y una interrupción inesperada. Haciendo parecer que había un problema técnico, Coldplay ejecutó el que se ha vuelto un ritual de sus últimos conciertos: el momento en que Chris Martin le pide al público que disfrute en vez de grabar con sus celulares.

"Hicimos una pequeña reunión de banda y sentimos que este es el mejor martes de nuestras vidas. Pero creemos que podemos hacer algo más, que podemos llevarlo más allá", explicó.

Y continuó: "Si es posible que, solo por una canción, saltar más alto, cantar un poquito más fuerte. Solo por una canción. Si es posible, podemos hacerlo sin celulares, sin cámaras, sin notebooks, sin aparatos electrónicos".

"Solo sus cuerpas, sus almas y sus corazones", solicitó además. La energía realmente se sintió diferente tras la intervención del vocalista y la fiesta con A Sky Full of Stars fue completa y coronada con fuegos artificiales.

Tras el bis, la acción se trasladó a un escenario C, en Cancha General, donde hicieron dos temas: Sparks y Don't Panic, esta última con la particularidad de que fue el baterista Will Campion se hizo cargo de las líricas.

Instancia también para otra historia del ex de Gwyneth Paltrow: "La primera vez que vinimos a Chile, en el aeropuerto nos encontramos con unos periodistas nos dijeron que las entradas de nuestro concierto eran muy caras, 'deberían irse'".

"Lo chequeamos y efectivamente eran bastante costosas. Pensamos quizás no deberíamos volver a Chile por un tiempo, nadie nos quiere", lamentó Martin.

Aunque por otro lado, el vocalista resaltó que eso había cambiado y "cada vez que volvemos nos sentimos mejor recibidos y más amados. Así que gracias por tenernos aquí".

Fix you les sirvió para volver al escenario principal, donde concluirían un espectáculo que se extendió prácticamente por dos horas exactas. Humankind + Biutyful cerraron la primera de cuatro veladas que tendrá el grupo en el Estadio Nacional. Fuegos artificiales, cotillón, cotillón de más tipos, luces, aplausos y reverencias de los músicos sellaron la velada.

Lo que ofrece el Music of the Spheres Tour es un espectáculo con muchos elementos y que puede conquistar a cualquier público, porque finalmente todo el mundo ha escuchado, voluntaria o involuntariamente, una canción de Coldplay y su éxito es indudable.