El Salar de Atacama, una de las reservas de sal y litio más importantes del mundo, está enfrentando un problema que podría tener consecuencias graves para la región: su terreno se está hundiendo.
Investigadores de la Universidad de Chile revelaron que este fenómeno, conocido como subsidencia, está ocurriendo a un ritmo de entre 1 y 2 centímetros por año.
La causa principal, según el estudio publicado en la prestigiosa revista científica IEEE Transactions on Geoscience and Remote Sensing, es la extracción intensiva de salmuera en la zona.
¿Está el Salar de Atacama en peligro?
La subsidencia es un hundimiento gradual del terreno que se produce cuando se extrae agua u otros recursos del subsuelo de manera más rápida de lo que estos pueden ser reemplazados.
En el caso del Salar de Atacama, la extracción de salmuera, que es rica en litio, está provocando que los acuíferos subterráneos se compacten y pierdan permeabilidad.
Esto no solo afecta la estabilidad del terreno, sino que también puede tener impactos negativos en la infraestructura de la región y en la sostenibilidad de los recursos hídricos.
El equipo de la UChile utilizó datos satelitales recopilados entre 2020 y 2023 por la constelación de satélites SAOCOM-1 de Argentina. Estos satélites emplean una técnica conocida como interferometría de radar de apertura sintética (InSAR), que permite medir con gran precisión las deformaciones del terreno desde el espacio.
Gracias a esta tecnología, los investigadores pudieron identificar el ritmo de subsidencia en el Salar de Atacama y comprender mejor las dinámicas que están afectando a esta importante región.
Consecuencias a largo plazo
El descenso del terreno no es solo una curiosidad geológica; tiene implicaciones serias para el futuro del Salar de Atacama. Si la subsidencia continúa, podría comprometer la infraestructura local, dificultar las actividades mineras y afectar el equilibrio de los ecosistemas en la región.
Además, la reducción en los niveles de agua subterránea pone en riesgo la sostenibilidad de los acuíferos, que son vitales para el mantenimiento de la vida en esta zona árida.
Este estudio es un ejemplo del poder de la cooperación internacional en la ciencia. Aunque Chile no cuenta con una agencia espacial propia, la colaboración con Argentina y el acceso a datos satelitales han permitido realizar una investigación de alto nivel con aplicaciones globales.