Luis Ahumada continúa su recuperación tras recibir una bala en la pierna en medio de una marcha en Reñaca, disparo que fue realizado por el estadounidense John Cobin en plena calle.

“Yo ni siquiera interrumpí el tránsito, iba pasando y el primer disparo que dio este tipo es el que me da a mí, menos mal que la bala no rompió algo interno, porque por la pierna pasa una arteria que si me la cortaba me moría ahí mismo. En el hospital me dijeron que tuve suerte. Y ahora sólo espero que se haga justicia”, dijo Ahumada a El Mercurio de Valparaíso.

La víctima, hincha de Santiago Wanderers, agregó que “la verdad es que no quería hablar, ni siquiera que se supiera dónde vivo, porque también sigo con un poco de temor”.

Consultado si ha recibido apoyo desde Wanderers sostuvo que “desde la sociedad anónima, nada. Unos chicos de la Corporación me mandaron un mensaje ofreciendo que si necesitaba ayuda ellos tenían abogados. Pero desde el club, nada, ningún tipo de apoyo. Ayer (martes) vino una persona para ver si se podían conseguir unas camisetas y hacer una rifa para ayudarme”.

Siguió complementando que “me ha llamado mucha gente para ofrecerme ayuda, monetaria incluso, pero yo en este momento no necesito plata, yo lo que necesito es que me hagan las curaciones. Tener que estar rogando para que me atiendan lo encuentro humillante, me da pena, es denigrante, no puede ser que queden dos gasas en el consultorio. Ahí me viene la angustia, la pena, muchos sentimientos encontrados. Yo no quiero que vengan de la sociedad anónima a verme, tampoco los jugadores, yo quiero recuperarme, no quiero plata ni salir en la prensa. Hasta ahora no había hablado, pero recién comienzo a sentir la frustración”.

Para sentenciar, contó que al momento de acudir a un centro asistencial no lo pudieron atender completamente porque no había gasas: "los que tienen plata tienen la mejor salud y yo he estado mendigando para que me laven mi herida. No puede ser que sólo los que tienen más puedan acceder a una buena atención de salud. No creo que ellos vayan a suplicar para que los atiendan y les digan que no hay insumos".

John Cobin tiene 57 años y no sólo mostró la peor cara de la idiosincrasia estadounidense respecto a las armas. Tal como recordó The Clinic, vive en Chile desde 1996 y, pese a que no se define como racista, es ex militante de la Liga del Sur, una agrupación norteamericana que pregona la supremacía blanca…

En la entrevista con The Clinic se declaró como neoliberal extremo y conservador, además de asegurar que Augusto Pinochet “fue un héroe” y ser amigo de los Chicago Boys, especialmente de Álvaro Vial, Harald Beyer, Cristian Larroulet, y Francisco Labbé.