En una jornada inolvidable para sus miles de fanáticos, Roger Waters deslumbró durante la noche de este sábado 25 de noviembre en un concierto de culto. El británico hizo cantar a todo el Estadio Monumental con sus exitosos e históricos temas como solista y, por supuesto, los clásicos de Pink Floyd con fuertes críticas sociales incluidas.
El artista realizó el primero de sus dos conciertos en Chile en su gira This Is Not a Drill, la que comenzó en julio de 2022 y que culminará en Ecuador el 9 de diciembre de 2023. Pese a sus 80 años, Waters totalizará 99 shows y en Santiago deslumbró con su energía y pasión que emocionó al público, en lo que el propio músico denominó como “su primera gira de despedida”.
Roger Waters y un concierto histórico en el Monumental
A las 17:00 comenzó la apertura de puertas en el Estadio Monumental con miles de fanáticos que comenzaron a llegar temprano a Macul. Jóvenes, adultos, personas de la tercera edad y hasta familias con niños llegaron a disfrutar también del show previo que protagonizaron Rosa Quispe Huanca y la banda Manka Saya, que mostraron lo mejor de la cultura y música aimara.
Luego con algún pequeño retraso, a las 21:20 horas apareció Roger Waters tras el grito estruendoso de todos los asistentes, que antes habían visto una provocadora pero divertida advertencia en pantalla: “Si eres de los que dicen: ‘Me encanta Pink Floyd, pero no soporto la política de Roger, harías bien en irte a la mierda, e ir al bar en este momento’”.
El concierto comenzó con Comfortably Numb (1979) del tradicional álbum de The Wall, pero con una nueva versión creada por el inglés en el año 2022, aunque manteniendo la misma esencia de siempre. Waters canta vestido de médico y es acompañado de visuales inmersivas en cuatro grandes pantallas, las que marcaron su show.
Inmediatamente comienzan los clásicos de Pink Floyd como The Happiest Days of Our Lives y Another Brick in the Wall, partes 2 y 3. Todo acompañado de un sonido inigualable que emocionó a los espectadores, que cantaron junto al juego de luces y bengalas con una puesta en escena de alto nivel. El despliegue visual es impactante y, sobre todo, las proyecciones que complementan la experiencia musical.
También pasaron históricas e icónicas canciones de los álbumes de The Wall, The Dark Side of the Moon, Wish You Where Here y Animal. Waters cantó a todo pulmón cada una de sus canciones y conectó rápidamente con un público que canto y disfrutó con entusiasmo cada letra y palabra.
Luego de mucho rock, Waters pasa a cantar canciones propias y baja un cambio. Quedará marcada el tema The Bravery of Being Out of Range con un momento de calma y pausa en el que el inglés maravilla con su presentación en el piano. Por momentos solo había que cerrar los ojos, escuchar la música y dejarse llevar en lo que un concierto memorable.
Luego Waters empieza su sección del recuerdo y relata en las pantallas gigantes sus inicios en Pink Floyd. Menciona cuando Syd Barrett era el eje creativo del grupo y cuenta la historia de cuando ambos se juramentaron crear Pink Floyd. El concierto está marcado por las historias, y es que claro, no solo se trata de música, el artista viene a contarnos un relato completo de su inigualable trayectoria.
Para el final de la primera parte llega el turno de The Sheep, del disco Animals. Ahí es el turno de que aparezca el globo de una oveja gigante que recorre los aires del estadio. Tras ello, todo se detiene de golpe y comienza el intermedio de un show demasiado intenso.
La política siempre presente en Roger Waters con apoyo a Palestina y un guiño a Víctor Jara
Un concierto de Roger Waters sin política no es de Roger Waters. Prácticamente el show se trata de críticas sociales a las que la música le acompaña y así lo hace saber cada letra del artista. No hay que confundirse, no se trata de propaganda política barata, sino es que un contundente discurso a favor de los derechos humanos, pero acompañado de una calidad musical que pone los pelos de punta y que además es sencillo de digerir.
Al interpretar The Bar, una nueva canción escrita durante la pandemia, Waters con su envidiable carisma y energía interactúa y conversa con el público. Relata los problemas que tuvo en Argentina con los alojamientos cancelados tras su apoyo a Palestina y solamente afirma “yo creo en los Derechos Humanos”. El estadio se viene abajo y aplaude con fuerza.
A lo largo del concierto se hacen más referencias en apoyo a Palestina y se muestran imágenes de Gaza arrasada por Israel. Waters esboza directo “Stop the genocide” (paren el genocidio).
También el inglés se da el tiempo de apoyar a Chile. En una serie de imágenes de represión policial aparece nuestro país para el estallido social. También se muestran una serie de víctimas por agentes del Estado, entre los que aparece Víctor Jara. Una nueva ovación se escucha en el estadio.
Lo impactante de todo ello es que mientras vemos toda esa crítica social, la música crea un clima inmersivo que emociona a los fanáticos. Los músicos de Rogers se lucen en cada uno de sus solos, con un guitarrista impresionante y poderoso y con un saxofonista que es un verdadero deleite para el oído. Todo ello crea un ambiente íntimo y emotivo que contrastó con la energía de otros momentos.
Waters incluso se da tiempo para criticar a los diferentes presidentes estadounidenses de la historia. Comienza con un discurso de Ronald Reagan que viene acompañado de poderosas pifias del estadio. Luego califica de “criminal de guerra” a prácticamente todos los últimos presidentes de EE.UU. de los últimos 30 años, desde Clinton, pasando por Obama, Trump y hasta Biden.
También, como es costumbre, la segunda parte del concierto abre con el clásico cerdo volador, que no es más que una crítica al capitalismo y las políticas neoliberales en el mundo. Waters canta In the Flesh? sentado en silla de ruedas y con una camisa de fuerza, en otro de sus grandes momentos de locura y maravillosa puesta en escena. También aparecen los clásicos martillos gigantes.
Money, Us and Them, Any colour you like, Brain Damage y Eclipse son parte del repertorio final que hacen cantar y disfrutar a un público que parecía calmado ante canciones muy largas, pero que más bien estaba impactado por tanto contenido y potencia en tan poco tiempo.
Waters cierra el show con Outside the Wall y se retira a las 00:00 horas en medio de miles de aplausos que reconocen a uno de los músicos más importantes de la historia. El inglés realizará su segundo concierto este domingo 26 de noviembre en lo que será seguramente uno de los espectáculos más importantes de todo el año 2023. Un show impotente y provocador al estilo de Roger Waters.
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