Carlos Alcaraz llega al Masters 1000 de Montecarlo con más dudas que certezas. El joven tenista español, aclamado por su talento y carisma, ha estado bajo un peso considerable: la presión por recuperar el puesto de número 1 del mundo.
Aunque las expectativas siempre han sido altas, el propio Alcaraz admitió que la situación lo ha afectado más de lo que imaginaba. En una reciente conferencia prensa, el campeón de Grand Slam no dudó en compartir su lado más humano.
La sombra de Sinner
Alcaraz, que hace solo unos meses se disputaba intensamente el liderato con Jannik Sinner, se ha visto superado por una carga emocional que no esperaba.
En sus propias palabras, la presión de usurpar el primer puesto le “mató en cierto modo”.
A pesar de las oportunidades que surgieron por la suspensión de Sinner, quien aún lidera el ranking, el español ha tenido un comienzo de 2025 menos brillante de lo que se anticipaba.
La presión que atormenta a Carlos Alcaraz
El 2025 ha sido un desafío para Alcaraz, quien solo ha alcanzado una final en lo que va del año, en Rotterdam.
Esta falta de consistencia en los torneos ha dejado un vacío en su rendimiento, con el propio Alcaraz reconociendo que no está sorprendido por la brecha que ha generado con Sinner en la clasificación. Actualmente, se encuentra tercero, detrás del italiano y Alexander Zverev.
Montecarlo como punto de inflexión
Ahora, en el Masters 1000 de Montecarlo, Alcaraz busca cambiar la narrativa. Con la temporada de tierra batida por delante, el joven español se ve con la mirada puesta en un torneo que, aunque le fue esquivo en 2022, podría marcar un cambio de rumbo.
Sin la presión de ser el N° 1, Alcaraz espera reencontrarse con su mejor versión. Debuta el miércoles 9 de abril ante el argentino Francisco Cerúndulo.