Alexandr Dolgopolov, uno de los tenistas más destacados de su generación, sorprendió a todos al lograr victorias sobre gigantes como Rafael Nadal y enfrentarse a otros íconos como Roger Federer, Novak Djokovic.
Su carrera lo llevó al puesto número 13 en el ranking ATP en 2012 y su nombre brilló en los escenarios más grandes del tenis. Sin embargo, tras su retiro en 2021, su vida dio un giro radical.
A raíz de la invasión a Ucrania, Dolgopolov decidió enlistarse en el ejército y desde entonces su realidad está marcada por desafíos mucho más grandes que cualquier enfrentamiento deportivo.
Ahora, a sus 36 años, su lucha diaria no es por un trofeo, sino por sobrevivir mientras defiende a su país.
De rival de Nadal a soldado
Durante su carrera profesional, Dolgopolov tuvo la oportunidad de enfrentar a los grandes del tenis mundial. Su victoria más destacada fue sobre Rafael Nadal, triunfo que lo colocó entre los tenistas más destacados de su época.
Su retiro en 2021 parecía marcar el fin de una carrera exitosa, pero la guerra en Ucrania cambió todo.
Con una fuerte motivación patriótica, Dolgopolov decidió unirse al ejército ucraniano tras la invasión rusa. Aunque sin experiencia previa en combate, se entrenó rápidamente en un campo de tiro en Antalya, Turquía.
“Mi conciencia me decía que no podía quedarme quieto”, explicó sobre su decisión de unirse a las filas del ejército.
El costo de la guerra para Alexandr Dolgopólov
Hoy, como piloto de drones, Dolgopolov se enfrenta a una realidad muy diferente a la de sus días de gloria en el tenis. En su nuevo rol, observa las consecuencias devastadoras del conflicto, especialmente al ver a través de las cámaras de sus drones los ataques y las bajas humanas.
En uno de los momentos más aterradores, su unidad fue atacada en la región de Zaporizhia mientras realizaban una misión. “Tuvimos que saltar a una trinchera. Las explosiones caían cada vez más cerca, y el miedo era abrumador. Solo podíamos esperar y rezar para que no nos alcanzaran“, relató.
Aunque salió ileso, Dolgopolov pasó una semana hospitalizado debido a una conmoción cerebral. A pesar de sobrevivir, el extenista reconoce que la experiencia cambió su percepción de la vida.
“Lo peor no es morir”, dijo. Para él lo más complejo sería quedar gravemente herido y tener que vivir con las secuelas. “No deseo eso para nadie“, reflexionó sobre las duras consecuencias de la guerra.
“Solo quiero sobrevivir”
A medida que avanza el conflicto, Dolgopolov sigue enfrentando cada día con el temor de perder la vida o quedar marcado para siempre.
“Ver a un amigo perder una pierna te cambia la forma en que ves la vida. Ahora, lo único que quiero es sobrevivir”, confesó.
Ahora, el nombre de Dolgopolov deja de estar vinculado solo al tenis, sino que también con una lucha mucho más grande.