La gran incógnita del equipo chileno de la ATP Cup era el nivel que iba a mostrar Nicolás Jarry (77° del mundo), debido a que la segunda raqueta nacional cambió coach a fines de 2019.
El Príncipe dejó de trabajar con su entrenador de siempre, su tío Martín Rodríguez, quien lo guió en su ingreso al circuito y fue vital en la obtención de su primer título, en Bastad, Suecia.
Ahora está con otro argentino, Dante Bottini, y la mano del ex técnico de Kei Nishikori se notó en algo, porque Jarry estuvo más sólido que en el último semestre, aunque siguió con su talón de Aquiles: los errores no forzados.
Jarryen la derrota ante Benoit Paire mostró su potencia de siempre, metiendo 30 tiros ganadores, pero la balanza fue negativa, porque realizó 48 errores no forzados.
Con el servicio tampoco estuvo sólido, porque pese a su potencia y su 198 centímetros de estatura, entregó 10 opciones de break, de las cuales alcanzó la mitad el europeo. Mientras que él se creó 11 opciones de quiebre y tomó sólo dos.
Números más, números menos, pero en la cancha Nicolás Jarry demostró que está volviendo a ser competitivo.