Toda proeza deportiva suele ir acompañada de un rival a la medida. Francisca Crovetto bajó la presea dorada, tras una emocionante final ante Amber Jo Rutter, británica de 26 años y doble campeona del mundo por equipos en el skeet.

La final fue intensa. La que partió tirando a los platos fue la nacida en Windsor, que le dio a sus dos objetivos. Si bien Crovetto igualó, después fueron una a una repitiendo sus marcadores, en un desenlace apretado.

Sin embargo, el último tiro de la británica fue polémico. Jo Rutter alegó que su disparo había dado en el objetivo, pero que el plato no se había roto, por lo que levantó las manos en señal de inconformidad.

Para los jueces, no obstante, la resolución fue negativa y, entonces, le tocó a la chilena tirar y lograr, definitivamente, el tercer oro olímpico en la historia de infructuosos intentos nacionales.

¿Qué alegaba la británica?

En redes sociales se abrió un intenso debate, la mayoría en inglés, debido a la resolución arbitral sobre el disparo de Jo Rutter. La británica no aceptó del todo lo que determinaron los jueces, pero después se le vio contenta cuando recibió la presea de plata.

Otra cosa sucedió en las redes sociales. Como se dijo, muchos alegaron por lo que consideraban “un robo”. Pero, lo cierto, es que según las reglas del skeet, un plato se debe ser pulverizado para ser contado. O, por lo menos, que un gran fragmento de él se rompa. Si no, no cuenta como punto

De hecho, la propia Crovetto fue víctima de esta regla, en rondas anteriores, por lo que no se puede contar como algo unilateral o una maquinación de quién sabe quién.

Al fin y al cabo, ambas deportistas deben ser reconocidas. En Chile, celebramos de manera distinta, porque pocas veces una deportista logra lo de Crovetto. Pero no debemos pasar por alto que la propia Jo Rutter logró una hazaña importante: llegó a esta final a tres meses de haber sido mamá. Eso también se debe aplaudir.