El nadador chileno de 20 años, Eduardo Cisternas, fue protagonista esta madrugada en los Juegos Olímpicos de París 2024. El deportista del Team Chile remató segundo en su heat de la clasificatoria de los 400 metros libres con un tiempo de 3:51:29 y rompió el récord nacional de la prueba, tiempo que le pertenecía a él mismo.
Cisternas llegó a los últimos 50 metros de la prueba en el cuarto lugar, pero metió cambio y con una arremetida letal por el séptimo carril se quedó con el segundo puesto de la clasificatoria.
Lamentablemente el tiempo lo ubicó en el 25° casillero de la general y no logró meterse en la final de la competencia, pero rompe su propio récord nacional y mejora su ubicación conseguida en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Tras su participación, Cisternas agradeció el apoyo y se mostró muy feliz por mejorar en más de dos segundos su desempeño. Sin embargo, también repasó a quienes le tiraron “malas vibras” en la previa.
Le tiraron malas vibras
“Muchas gracias a todos, los que se levantaron. Estoy muy contento, es una marca muy buena que pone a Chile en la historia. Había un par de personas que me tiraron la mala antes de nadar, le di vuelta a la situación”, dijo el nadador.
Agregó que “no puedo entender que cuando uno se está proyectando a los 20 años y con ganas de representar al país, existan algunos que te quieran perjudicar. Ellos sabrán quiénes son. Siempre estuvo ahí la situación. Unos creían que no iba a nadar fuerte, que no iba a subir mi tiempo, pero yo simplemente nadé”.
“Por la marca estoy muy feliz, son casi 3 segundos de mejora. Es una marca que he trabajado por ella, he pasado por varios entrenadores, todos me han enseñado cosas valiosas para este momento. No sé ni cómo explicarlo”, complementó.
Añade que “hay que seguir trabajando, soy joven, me queda mucho por aprender. Espero que todos los niños que quieran nadar, que los padres apoyen. A mí no se me daba… mi salud mental ha mejorado un montón, uno se pone más fuerte como persona, un físico más saludable. Llegamos a este escenario que es una cancha de rugby, gigante, la presión no me mató y salí a nadar mi prueba. Yo se lo agradezco mucho a Dios, soy creyente, todo este último tiempo me dio una úlcera en el esófago, me rompí un dedo, por eso yo creo que pensaban que no podía nadar fuerte. Muchas gracias a Dios”.
Por último fue consultado por un detalle de la organización: “la comida en la villa no es lo peor, pero llegar a comer algo bueno toma su tiempo. Esto se irá arreglando con el paso de los días”.