El delantero argentino, Brian Fernández, vive un mejor presente en el Portland Timbers de Estados Unidos tras desintoxicarse de los vicios seis meses en una clínica de Tijuana, en México.

El jugador que debutó en Defensa y Justicia cuenta por pasos por Racing, Metz de Francia, La Calera y el Necaxa. Hoy es un hombre renovado.

“La droga te arruina, te deja sin vida. La droga te saca la familia, te saca amigos, te saca plata. De a poco te va sacando todo. Atravesé momentos duros, pero ahora quiero jugar al fútbol y ser feliz”, dijo Fernández a Infobae.

Agregó que “por la droga estaba pasando un mal momento en Argentina, era un momento de mi vida muy malo. Me hacía mal a mí y a mi familia, a toda la gente me quería. Me fui para no dañar más a nadie. Tenía que irme del país, era la única opción. Me fui en el momento justo. Mucha gente quería ayudarme, pero no los escuchaba. Fue una decisión difícil, porque tuve que dejar a mi hija. Hice un montón de cosas que me dolieron, pero si no era así no estaríamos charlando ahora”.

El atacante dio positivo en dos controles antidóping en 2015 y hoy registra 14 goles en 18 partidos con el cuadro estadounidense, 28 en total durante el año si se le suman los 14 tantos que marcó el primer semestre en Necaxa.

“La verdad, no me imaginaba este presente, no te voy a mentir. No tenía en la cabeza hacer los goles que vengo haciendo. Tenía ganas de salir adelante, de ser alguien, de jugar al fútbol, de divertirme… Hoy me tomo todo con calma. Creo que mi predisposición fue buenísima, porque si no lo hacía yo, no lo hacía nadie. Todo está en uno, el querer cambiar o no”, expuso.

Añade que “ahora hago cosas que antes no hacía. Disfruto, viajo… Aprovecho mis ratos libres. Antes me iba a algún barrio con algunos amigos y tomaba una cerveza, iba a los bailes, sin importarme si me sacaban una foto. No era lo que me favorecía para mi trabajo, esas cosas no iban. Ahora no salgo, no voy ni a las esquinas. Cuando tengo la posibilidad, me tomo un avión y me voy a conocer ciudades de Estados Unidos. Es algo que está buenísimo, es lo mejor que hay”.

Por último sentencia que “arrepentirme de lo que hice no tiene sentido, las cosas ya están hechas. Pero en Argentina me crucificaron muchísimo. Algunos no entienden cuando pasan estas cosas porque nunca las vivieron y se les hace muy fácil juzgar. Hay mucha gente mala, son gente que no tiene nada para hacer más que decir cosas que no van, o barbaridades. Esas personas no piensan que uno tiene una familia, hijos. Antes de dar un consejo, aliento o ayudar, tratan de herir”.