Un antiguo dicho reza que en Chile quieren al amigo cuando es extranjero. Eso puede, o no, ser verdad. Pero cuando el extranjero se enfrenta a cosas que vienen con nuestro país, pero que no controlamos del todo, ahí cambia, todo cambia.

Podríamos dar por ejemplo la contaminación de Santiago. ¿A quién le puede agradar? Está bien, podríamos controlarla un poco, pero no se ha hecho en todos estos años. Difícil que eso sea algo bueno de la capital.

Pero, hay cosas que trascienden los kilómetros cuadrados de la Región Metropolitana. Se sabe que Chile es un país sísmico y que, pese a las constantes catástrofes, estamos relativamente acostumbrados a que tiemble.

De hecho, hay pocas cosas tan chilenas como seguir tomando once mientras la tierra se mueve y después decir, “fue grado seis no más, un temblorcito”. Los extranjeros, por su parte, corren por sus vidas apenas se empieza a sacudir el piso.

¿Qué tiene que ver esto con fútbol?

Bueno, hay que ir a la historia de Marco Pérez para adentrarnos un poco en el sujeto de esta nota. En 2012, el colombiano jugó un total de quince partidos con la camiseta de O’Higgins de Rancagua, con dos goles y una asistencia a su haber.

Sin embargo, los constantes movimientos de tierra lo tenían loco. “En Chile tenía un problema y era que temblaba cada dos días. Yo era el único que salía corriendo en los temblores, ellos estaban acostumbrados”, confesó el delantero en conversación con AS Colombia.

“Hubo un momento en el que me desesperé y le dije al presidente de O’Higgins que me quería ir por el ambiente en el que vivía. El presidente me dijo: ‘Cómo te vas a ir si nos está yendo bien, estamos en la Copa Sudamericana, estamos pagando al día’. Yo le dije que no era por la plata, que era por los temblores, tenía miedo y estaba muy nervioso”, añadió entonces.

Viene para revivir un trauma

Tanto alejamiento no lo pudieron mantener lejos de estas tierras. Tras pasos prometedores por equipos como Deportivo Cali y Gimnasia y Esgrima de La Plata, el colombiano terminó recalando en Junior, precisamente el rival de Colo Colo este martes.

Para más remate, el delantero colombiano tendrá que vivir con otro trauma en su traslado a Santiago: el vuelo. “Tiemblo cuando subo a los aviones, lloro, y se burlan de uno. Si fuera por mí jugaría solo de local, no me gustan los aviones”, enfatizó el atacante en la misma entrevista.

Con dos goles desde su llegada al Tiburón, Marco Pérez estuvo presente en cinco de los seis partidos de Junior en la fase de grupos. En casi todos ellos, fue suplente. Y ante Colo Colo esto se podría repetir. Claro, a menos que tiemble…