Colo Colo festeja el aniversario número 30 de la obtención de la Copa Libertadores en 1991, el único trofeo del máximo certamen continental de clubes obtenido por el fútbol chileno que se ve lejos que pueda volver y, por lo mismo, ha adquirido aún más valor. La proeza de los dirigidos por Mirko Jozic está repleta de historias y una de ellas es la del mítico hincha fantasma, aquel niño que sale en la última foto grupal de esta campaña: con el equipo antes de la vuelta con Olimpia en la final.

El equipo del Cacique se estaba formando cuando un joven de cerca de 11 años en la época de deslizó ataviado con una bandera chilena. Cayó justo debajo entre Gabriel Coca Mendoza y Marcelo Barticciotto y pasó a la inmortalidad.

Pero, ¿quién era este joven? “Hay un chico que está dentro de la cancha con una bandera colgando. Es muy pequeñito, pero esas cosas no deben pasar. Se descuelgan por la reja y es la única persona extraña al acontecimiento”, analizó Sergio Roberto Livingstone en la transmisión oficial.

Con los años, salió el reportaje “El hincha fantasma”, de Luis Miranda. Y los datos del joven se fueron publicando en el portal DaleAlbo: vivía en Ñuñoa, en la población Exequiel González Cortés y trabajaba en la calle Guillermo Mann bajo el apodo de Monito.

Luis Mauricio, el Monito, el hincha fantasma de Colo Colo ’91.

Su nombre era Luis Mauricio López Recabarren. Sí, era: falleció de leucemia en el Centro de Detención Preventiva de Santiago Sur, la misma que provocó un impacto de bala que recibió en un asalto.

Monito pasó por reformatorios tras una vida, lamentablemente, repetitiva entre algunos niños vulnerables de nuestro país, donde las drogas están presentes. Cumplía pena por robo con intimidación y falleció en la Penitenciaría.

Su familia guarda hasta el día de hoy los recuerdos donde se inmortalizó como “el hincha fantasma” más otras con sus amigos en la cárcel. Sin saberlo, Luis Mauricio pasó a ser parte de una historia que cumplió hoy 30 años.