Los fanáticos del fútbol chileno seguramente todavía tienen grabado en su memoria el Superclásico del 30 de octubre de2011, donde Colo Colo recibió a Universidad de Chile en un repleto estadio Monumental que presenció como albos y azules igualaron 2-2 con un agónico autogol del central paraguayo Osmar Molinas.
El zaguero guaraní intentó despejar un centro que Marcelo Díaz lanzó desde mitad de cancha en dirección hacia la portería del Cacique, pero finalmente terminó dejando descolocado a Raúl Olivares que con un gran parche en la cabeza vio como el balón ingresaba a su portería en el último minuto de juego.
La Araña tuvo que ingresar en el minuto 73 después de que el arquero uruguayo Juan Guillermo Castillo fuera expulsado por Claudio Puga, y al poco rato después recibió una durísima patada en el rostro de parte del central universitario Albert Acevedo, lo que le causó un gran corte en su cabeza y tuvo que ser atendido para seguir jugando.
Hoy han pasado 10 años, 3 meses y cinco días desde aquel momento, y el actual defensor de Magallanes recordó lo sucedido en diálogo con Las Últimas Noticias, donde confesó que “está todo bien” con el ex cuidatubos albo.
“Yo hablé con él. Lo llamé inmediatamente y nos hemos topado en unos partidos amistosos. Está todo bien con él. Obviamente es algo que uno no quiere que vuelva a pasar”, confesó el exzaguero del Romántico Viajero al respecto del rudo incidente que protagonizaron.
El actual guardameta del Universitario de Vinto de la Primera División de Bolivia también ha recordado lo que sintió en ese momento, y en una pasada conversación con RedGol confesó que “sentí que me había arrollado un tren”.
“Fue un dolor que me dobla la columna para atrás. Tenía la oreja rajada y la clavícula quebrada. Fue la infracción más grave y más injusta que he recibido en mi carrera. No hubo nada, ni amarilla”, rememoró.
Eso sí, al igual que Acevedo reconoció que quedó todo atrás. “Después conversamos con Albert, no somos amigos, pero si buenos compañeros. Ambos nos jugamos la vida y me tocó la patada, pero era el árbitro es el que tenía que ponerle la tarjeta roja. No vio nada, increíble”, cerró.