Barcelona buscaba el tercer gol ante el Borussia Dortmund cuando un balonazo de Luis Suárez le dio de lleno en la cara al árbitro francés, Clement Turpin.
El árbitro es cancha, reza la vieja frase del fútbol. Y lo era, hasta la modificación que se le realizaron a las reglas del balompié hace unos meses. Pero de todas formas había que pausar el partido, pues el juez se fue al suelo y hasta quedó un poco mareado con el pelotazo en el rostro.
La jugada se resolvió con un pique a tierra mientras el árbitro enfocaba nuevamente la vista en el partido ya recuperado.