El Barcelona saltó a la cancha del Camp Nou con la intención de dejar atrás la fea derrota ante el Levante y darle un poco de paz al proceso que encabeza Ernesto Valverde.
Sin embargo el cuadro culé chocó con una muralla llamada Slavia Praga en un encuentro donde el Barca tuvo la posesión del balón, tuvo las mejores llegadas, mereció -quizás- ganar el partido, pero no tuvo la profundidad ni la tranquilidad en la última jugada para ganar el partido.
Valverde decidió suplir a Luis Suárez ubicando a Lionel Messi en el centro de ataque con Dembelé y Griezmann por las orillas.
Pese a lo cerrado que fue el primer tiempo, la Pulga pudo desnivelar cuando tras un pase al vació de Arturo Vidal, avanzó en diagonal dejando rivales atrás para rematar y estrellar violentamente el balón en el horizontal.
Barcelona encontró su mejor forma en esos minutos finales de la primera parte, cuando otra vez Messi y Piqué con un cabezazo, pudieron romper el cerco.
En la segunda parte Slavia entregó el terreno y el Barca apuró sin éxito. Messi habilitó a Vidal quién convirtió, pero el árbitro anuló la jugada por la posición de Dembelé.
Ansu Fati y Rakitic ingresaron para intentar algo diferente, pero Slavia sacó adelante la tarea y se llevó un punto del complicado reducto catalán.
Muchas dudas para un equipo que no termina por convencer a nadie, dependiente de lo que pueda hacer Messi y con un Griezmann que parece que dejó los goles en el Wanda Metropolitano.