Este miércoles se inició la Conferencia de las Partes (COP1) del Acuerdo de Escazú, con representantes de diversos países de Latinoamérica. La cita fue liderada por el Presidente Gabriel Boric, quien comentó el reciente interés de Chile a adherirse al pacto ambiental y advirtió que, medioambientalmente, “o nos salvamos juntos, o nos hundimos por separado”.
Hay que recordar que el Acuerdo de Escazú fue impulsado por Chile bajo el mandato del Presidente Sebastián Piñera. Sin embargo, la administración anterior finalmente no firmó el tratado y recién en marzo pasado, una semana después de asumir la presidencia, Boric firmó la participación de Chile, la que debe ser ratificada en el Congreso.
Respecto a este tema, Boric reconoció “que la posición de Chile reciente generó resquemores en muchos países. Por lo tanto, me interesa ser enfático en la voluntad y convicción con la que Chile impulsa nuevamente este proceso”.
La participación de Chile en el tratado internacional debe ser ratificada por el parlamento. Sobre este tema, el Presidente se mostró confiado en que “pronto nos convirtamos en un Estado parte”, señalando que “confío que nuestro Congreso, y así me lo han manifestado el presidente del Senado y de la Cámara de Diputados, van a atender esta urgencia, pues hemos dejado pasar demasiado tiempo”.
“O nos salvamos juntos o nos hundimos por separados”
La necesidad de colaboración interregional de América Latina fue uno de los puntos que se destacaron en la conferencia. En esa línea, Boric sostuvo que gracias al acuerdo se podrá “tener una voz también frente a los países desarrollados” en cuanto a la crisis climática que azota a todo el mundo y que, en caso de no combatirse, “o nos salvamos juntos, o nos hundimos por separado.Yyo creoque el Acuerdo de Escazú apunta justamente a la idea de salvarnos”.
“Cuando se quema una parte del Amazonas, o cuando se acelera el derretimiento del glaciar de la Patagonia chilena o argentina, no es el Estado chileno, el Estado brasileño, el presidente de turno, el que sufre, es toda la humanidad. Y por lo tanto, tenemos una responsabilidad que tenemos que hacernos cargo, y que no es posible abordar solamente dentro de los marcos de los Estado-Nación”, señaló el Presidente.
Para el mandatario, además, “es imperativo que sean los propios pueblos los que determinen sus horizontes y prioridades, y que la distribución de las cargas y beneficios ambientales no solo sea equitativa, sino que provenga de una decisión colectiva, forjada en el seno de esto”.
La lucha de los defensores medioambientales
Una de las particularidades del Acuerdo de Escazú es que otorga protección a defensores de los derechos humanos en materia medioambiental. Por ello, Boric recordó a los defensores ambientales “que ya no están”, como es el caso de “Macarena Valdés de Chile, a Breiner David Cucuñame de Colombia, que tenía solo 14 años, a Estela Casanto de Perú, a Berta Cáceres de Honduras”.
“Este acuerdo nace como una respuesta ante las necesidades urgentes que vive la región, que se ha transformado lamentablemente en la región más peligrosa del mundo para las y los defensores ambientales. Y encarna profundos anhelos de los pueblos de este rincón del sur global”, sostuvo el Presidente.
En este sentido, el mandatario recalcó que “hoy sabemos que no hay justicia ambiental ni un proceso que nos lleve hacia ella sin que se proteja a las y los defensores ambientales, que viven en carne propia como la devastación de los ecosistemas afecta negativamente los sistemas de vida de comunidades enteras”.
“Con este acuerdo, la región avanza en su tarea de asegurar un crecimiento y desarrollo en condiciones de estabilidad sustentables. Avanzar en la protección del lugar donde vivimos, donde quiera que sea en esta vasta y rica región, y la protección de los derechos de quienes lo defienden, no es para solamente el presente, sino para el futuro de todas las generaciones que vienen”, cerró el Presidente Gabriel Boric.