El estadio Target Center de Minnesota fue escenario de una noche para el olvido, sobre todo para los fanáticos de la NBA, luego de un enfrentamiento entre los Timberwolves y los Pistons se salió de control y terminó en una auténtica batalla campal.
Siete expulsados, gritos entre entrenadores y un juego marcado por la tensión llevaron a este partido directo a los libros de escándalos de laliga.
La chispa que encendió la mecha en la NBA
Faltaban un poco más de ocho minutos para el primer descanso. Detroit tenía ventaja 39-30 cuando Ron Holland y Naz Reid cruzaron más que miradas tras una falta.
El roce escaló de inmediato y lo que parecía un simple intercambio de palabras terminó en una pelea en la que participaron no solo los diez jugadores en cancha, sino también los cuerpos técnicos.

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Donte DiVincenzo intentó calmar los ánimos, pero al tomar la camiseta de Holland solo agravó la situación. Los entrenadores tampoco se quedaron atrás: Pablo Prigioni, asistente de los Wolves, y J.B. Bickerstaff, técnico de los Pistons, intercambiaron insultos y también fueron expulsados.
Seguridad intentó controlar el caos, pero la pelea se extendió hasta la primera fila del público, donde el copropietario de Minnesota, Alex Rodríguez, tuvo que asistir a un fan atrapado en el tumulto.
Siete expulsados y un récord negativo
Tras revisar el caos, los árbitros tomaron una decisión drástica: siete expulsiones. Reid, DiVincenzo y Prigioni por los Wolves; Holland, Isaiah Stewart, Marcus Sasser y Bickerstaff por los Pistons.
Para ponerle más drama, el partido dejó 12 faltas técnicas, la mayor cantidad registrada en un juego de la NBA desde 2005.
La NBA ahora revisará los videos y no se descartan sanciones adicionales, incluidas multas y posibles suspensiones.