Hay varias maneras de tomarse las derrotas. La más simple es dejarse caer y pensar que el mundo no volverá nunca más a ser el mismo. Otras, más constructivas, permiten levantarte y ponerte nuevos objetivos.
Y hay veces que el motivo para seguir adelante puede quedar reflejado en una sola imagen. Es lo que pasó tras la final de Roma, en la que Nicolás Jarry cayó en dos sets ante Alexander Zverev (4-6 y 5-7).
Nico tuvo un partido fenomenal. Pese a no lograr mandar el duelo a una tercera manga, la derrota pasó solamente por un par de detalles pequeños. Estuvo tan cerca, que puede ser lo más doloroso.
Sin embargo, tras las palabras al público y el cierre del torneo en la capital de Italia, ocurrió un momento tan lleno de ternura que puede resultar en un aliciente de cara a la derrota.
Futuro número 1
Pasó mientras Nicolás Jarry estaba cerca del público, firmando poleras, pelotas y variados objetos. Las cámaras de la transmisión oficial estaban mostrando cómo la raqueta número uno de Chile compartía con los aficionados, cuando un pequeño se les coló en el tiro de cámara y se quedaron con él.
Se trataba de Juan, uno de los dos pequeños retoños de Nicolás Jarry y Laura Urriticoechea (el otro es Santiago, que nació el año pasado). Rondando los dos años, el pequeño agarró la raqueta y demostró que los genes algo tienen que decir en su desenvolvimiento tenístico.
Juan ya sabe tomar la raqueta. El pequeño hijo de Nicolás Jarry mostró que puede haber un futuro en el tenis, considerando que el Príncipe viene de una familia conectada con este deporte.
Tierno momento en la final de Roma, que ayuda a paliar la derrota. Una caída amarga que, no obstante, genera mucha ilusión de cara a Roland Garros, torneo que ya se palpita en el circuito.