Los minutos parecen horas en una de las noches más largas que ha vivido el pueblo brasileño. Pelé sigue hospitalizado en la unidad de cuidados críticos del Hospital Israelita Albert Einstein de Sao Paulo y el último parte médico se limitó a señalar que O Rei "se encuentra vivo", mientras se multiplican señales de que su vida comienza a apagarse.

Hay hechos objetivos. La imagen que compartió su hija Kely en Instagram, con un mensaje de "lucha y fe" para lo inmediato; el regreso a la capital paulista de los familiares y afectos más cercanos al tricampeón mundial; o un video y fotografías de la preparación de una ceremonia en el estadio Vila Belmiro, que adelantan como su posible funeral.

Incluso han trascendido imágenes de una habitación que se presenta como la última morada para el ídolo brasileño, con un ataúd bañado en oro y plata y con inscripciones grabadas de momentos cúlmines de su carrera. Sin embargo, otra versión asegura que se trata de un set que se utilizará en una publicidad.

El mundo pendiente de Edson Arantes do Nascimento
 

A los 82 años y mientras su salud se mantiene en estado crítico, Pelé mantendrá a la gran familia del fútbol mundial sin pegar un ojo, a la espera del anuncio oficial sobre su situación médica. De momento, sólo se sabe que no ha respondido bien a la quimioterapia y que su cáncer al colon se ha ramificado.

Sin embargo, el llamado que ha hecho la prensa local a la población es el de evitar caer en mayores conjeturas y aguardar el desarrollo de los hechos, poniendo por delante la "paz" de la familia de la máxima figura de fútbol mundial en el Siglo XX, cuya imagen se ha elevado a la estatura de mito.

En dos décadas de carrera, Edson Arantes do Nascimento marcó más de 1.200 goles con las camisetas del Santos FC, la selección de Brasil y el New York Cosmos de Estados Unidos. Fue tres veces campeón del mundo con la Verdeamarela y ganó dos ediciones de la Copa LIbertadores y la Copa Intercontinental en el Peixe.

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