Gorillaz hizo de las suyas una vez más en Chile, reuniéndose con un público fiel que agotó solo en horas las entradas del show, para ofrecer esa ecléctica e inclasificable combinación de melodías que construyen su obra musical hasta el día de hoy, cuando se cuentan cuatro años desde su visita anterior.

Al ritmo de un reggae envasado que parecía nunca acabar, los fanáticos esperaron desde las 19:00 horas la llegada de los ingleses comandados por Damon Albarn. La banda virtual, que se ha reinventado una y otra vez, para incluso sobrevivir el largo periodo de restricciones sanitarias con Song Machine, Season One: Strange Timez (2020), un álbum que ahora presentan y despiden en vivo gracias a su actual gira, con la que también ya comienzan a dar luces de lo que será su próximo material discográfico.

El Movistar Arena se mostró repleto y una luz azul se fusionaba con el humo del escenario, mientras entre instrumentos y amplificadores una bandera chilena con 2-D, Murdoc Niccals, Noodle y Russel Hobbs estampados, descansaba a la espera de los músicos reales. La acompañan una bandera mapuche y la whipala, como testimonio de la relevancia que le dan los artistas al contexto en que se presentan. Previamente, en Uruguay, la semana pasada resucitaron la canción de Albarn The Tower of Montevideo, como una caricia especial al público de ese país.

Diez minutos después de las 21 horas, mientras algunos fanáticos aún intentaban entrar al lugar, la pantalla central mostró un antiguo televisor que intercalaba imágenes de programas clásicos con retratos de los personajes de la banda virtual, hasta caer en lo que unas letras confirman como The Static Channel, señal inequívoca del comienzo del espectáculo y además frase que le da el hasta ahora tentativo nombre al octavo y próximo álbum de la banda.

¡Así se vivió Gorillaz en Chile!(Foto: DG Medios/Jaime Valenzuela)

Gorilla en Chile | ¿Cómo fue el concierto?

"Hello, hello, is anyone there?", se escucha decir a la característica voz que abre M1 A1, sacada del inicio de Day of the Dead (1985). El llamado llega acompañado de aplausos a rabiar de parte de los presentes para los músicos que buscaban su posición en el escenario, para darle vida precisamente a esa canción.

Strange Timez fue una de las cuatro canciones que Gorillaz hizo de Song Machine la noche de este martes, invocando al líder de The Cure Robert Smith. Last Living Souls luego tuvo a Albarn con un audaz movimiento pélvico que se extendió al resto de su cuerpo para enloquecer a los obnubilados seguidores que poblaban las primeras filas de la presentación.

En las pantallas, la banda virtual se paseaba por el espacio, volvía a sus instrumentos y se deformaba como en un viaje provocado por alguna extraña sustancia, a la par con los primeros planos de 2-D, en su canto con la característica expresión ida, de ojos ausentes.

Hicieron Tranz y luego un "¿Cómo les va?", de Damon dio la partida a Aries. De intervenciones escuetas y en un esforzado español, el ex Blur se mostró juguetón y apasionado en sus interpretaciones, sintiendo la vibra del público que se plegaba con él, pero más que con sus palabras, con su música que conocía de memoria.

Así, cuando llegó el turno de Tomorrow Comes Today, ésta fue recibida efectivamente como si no hubiese mañana. Uno de los primeros hits de la banda, editado en el disco homónimo de 2001, inundó el recinto del Parque O’Higgins no solo por la interpretación de los artistas en escena, sino que también por el coro de 15 mil voces que lo siguieron a la par desde las distintas localidades.

¡Así se vivió Gorillaz en Chile!(Foto: Sebastián Medina)

Entre la audiencia, la mayoría eran de baja estatura. A los niños se les vio convertidos en una barra brava con cada nueva canción, efervorecidos encuentraron altura para ver el espectáculo en los cansados hombros de sus padres, quienes resistieron como pudieron. Nada importa, todo vale para conseguir una mejor vista. Ni siquiera el sonido rompe tímpanos que se emititía desde los amplificadores, los amedrentaba.

Entonces, el objeto de su devoción despachó una versión con todo el poder del rock y un final alternativo de Every Planet We Reach is Dead, aprovechando particularmente un coro que hasta ese moemnto se albergaba tímido en el fondo de la tarima. Y con ello la banda comenzó a deformar el setlist con que abrieron su World Tour en la capital uruguaya el jueves pasado, al incluir esta canción, que se hizo pegadita a Rhinestone Eyes.

Los bosquejos de una historia de acción bélica protagonizada por Murdock se tomaron el show, era el storyboard film del tema antes mencionado. Albarn recibió, agradecido de sus fans, una máscara que termina cubriendo su rostro para hacer la canción completa y elevar la emoción del público terminando sobre la reja cercana al escenario una vez más y espetándole en la cara a los presentes las últimas líneas de la canción, como si fuera una descomunal prédica frente a sus fieles: "With future pixels in factories far away / Here we go again".

Entre las personas que se acumulaban frente al escenario, una mujer ultra delgada casi se parte a la mitad tomando impulso para gritarle elogios a la banda, cuando 19-2000 apareció en el repertorio. Entonces, estalló Glitter Freeze, una canción que ha vuelto al setlist de Gorillaz después 5 años y que tuvieron la particularidad de saltarse en su paso por Argentina el fin de semana pasado.

Como a esas alturas el público aceptaba lo que le ofrecieran, Damon anuncia "una nueva canción" y hacen Cracker Island, tema que tocan por segunda vez en vivo probando su efectividad, potenciando su ejecución, como adelanto de su próximo trabajo de estudio. Una creación que engancha para bailar, engancha para sacudirse, engancha para gritar, todo en un ondero ritual que luego desemboca en O Green World, con una intro en piano de Albarn y el Movistar Arena llenándose de pequeñas luciérnagas emanadas de las partes traseras de los celulares. En ese momento, el bajista Seye Adelekan tuvo su propia fiesta sobre el escenario y el guitarrista Jeff Wootton no le perdonó una a las cuerdas para seguir con el goce.

¡Así se vivió Gorillaz en Chile!(Foto: Sebastián Medina)

Pirate Jet vino con la locura de Albarn de meterse entre el público de cancha vip, para apenas avanzar unos metros entre la multitud y confirmar que era una mala idea. Primero se agolpó hacia el costado izquierdo del escenario, donde sobrepasó la reja principal. Hizo el intento de tocarle las manos a quienes estaban en platea baja, algo alcanzó, pero una masa de smartphones con cámaras muy dispuestas a capturarlo se lo tragaron entre el tumulto que también movía a la seguridad de un lado al otro.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue On Melancholy Hill, esa dolorosa porción de synth-pop editada en Plastic Beach (2010), que Albarn aprovechó para hacer su intervención más larga y sincera de la noche.

"Disculpa por mi español, pero cuando cantan me levantan el alma. Es cierto", confesó sonriente el vocalista y también emocionado, para luego lanzar El Mañana.

Kids with Guns tuvo espacio para el coro se luciera particularmente. La fiesta se desató con Andromeda. Rock It ayudó a mantener el espíritu en alto y Dirty Harry sonó como si el mismo público hubiese grabado antes la canción, para tener un remate con Bootie Brown en persona. Lo propio hizo Pos, quien llegó para ofrecer Superfast Jellyfish y Feel Good Inc., hasta que Momentary Bliss puso el punto para el descanso antes del bis.

¡Así se vivió Gorillaz en Chile!(Foto: Sebastián Medina)

Gorillaz propuso un concierto en que todo calza, música e imágenes. Ciertamente, quedaron atrás los tiempos en que se ocultaban a los músicos tras las pantallas, para concretar una puesta en escena más tradicional pero también más energética. 28 canciones en dos horas de directo, dejaron contentos a los seguidores que no prestaron atención a un sonido que partió abombado y confuso, pero que fue mejorando con el correr de los minutos.

The Pink Phantom trajo de vuelta al grupo, con Elton John y 6LACK de manera remota. Mientras que Bootie Brown reapareció para tomar el rol de Mos Def en Stylo, que concluyó con una imagen de homenaje a Bobby Womack, otro de los colaboradores de la grabación original.

Clint Eastwood se detonó como el hit que todo el mundo conoce: "I ain't happy, I'm feeling glad / I got sunshine in a bag / I'm useless but not for long / The future is coming on"; pero hecha la versión original de este primerísimo primer hit de Gorillaz, la canción se convirtió en en la movida versión conocida como Ed Case and Sweetie Irie refix, que viene como track oculto en el disco debut de la banda, con el mismísimo Sweetie en el escenario animando el festejo y haciendo saltar a más no poder a los fans y a sus compañeros de acto. Hasta ahí el broche de oro, pero el verdadero cierre vino con Don’t Get Lost in Heaven y Demon Days, para la clausura que envió a todos de vuelta a sus casas.

¡Así se vivió Gorillaz en Chile!(Foto: Sebastián Medina)