Tras una aparente alegre celebración, los integrantes de una excéntrica familia descubren a su patriarca muerto. El macabro hallazgodesatará una exhaustiva investigación para dar con el verdadero asesino, con un agudo detective a cargo. Pero las cosas no son como aparentan.
Todo es sospechoso, todo es falso, las caretas son el emblema de la familia, mientras secretos vergonzosos se ocultan en los rincones de habitaciones atiborradas de artefactos decorativos, libros y juegos que encandilan la mirada. La sensación es enclaustrante, quieres que el misterio se resuelva, pero la dinámica entre los personajes es tan atractiva, que ojalá la incógnita perdurara un poco más en el tiempo. Cuando las cosas parecen fáciles, “Knives Out” cambia la estrategia por un pequeño detalle. Así caes en una red de acciones entrelazadas que ocultan lo que verdaderamente pasó con el occiso.
Cuando una película te provoca esa contradictoria sensación en la que te inquieta y te conquista, porque te hace cuestionar tus propios intentos por descifrar estemisterio clásico que tienes ante tus ojos, sabes que has dado con una obra de vibra diferente e impredecible. Todo eso es lo que conjura el director Rian Johnson, cuando a cada vuelta de esquina te encuentras con una nueva pista que te obliga a avanzar, pero te desbanca la convicción que tenías de haber resuelto el enigma.
La película te entrega las señales, pero las interpretas mal y por eso es alucinante. La trama te dictará cuando debes saberlo que realmente pasó, no antes. No cederá a tus caprichos de detective sentado en una sala y ese espíritu es lo que la hace tan grandiosa, entretenida, encantadora.
“Entre Secretos y Navajas” te pasea por un laberinto de incógnitas que no se agotan y te redireccionan, para elaborar, contraer y finalmente soltar una gran historia en un espacio reducido. Con elementos cómicos, oscuros, alegres, violentos y hasta tiernos, anclados en un elenco de lujo. Siendo lo mejor de todo que, por muy absurdo que a veces se vuelven los recursos, las piezas encajan y funcionan. Un verdadero goce.